Un preso de 44 años fue encontrado muerto este sábado en su celda en Italia; se cree que se quitó la vida. Este no es el único caso: el viernes, una mujer se suicidió y otra murió al dejar de comer. Van 42 casos en el año. El hacinamiento hace parte del problema.
Un preso de 44 años de Lamezia Terme, cerca de Catanzaro, fue encontrado muerto este sábado en su celda en Italia, en la cárcel de Rossano, en Calabria. Se cree que se quitó la vida.
Este hombre se encontraba en prisión preventiva desde febrero, tras su detención en una operación antidroga local. Este no es el único caso.
El viernes, en la prisión turinesa de Le Vallette, una mujer italiana se suicidó en su celda, y una mujer nigeriana murió a las pocas horas en el pabellón de salud mental del centro tras negarse a comer y beber durante 20 días.
Instalaciones anticuadas con el aumento del calor
El ministro de Justicia de Italia, Carlos Nordio, visitó el sábado la prisión de Turín. El ministro pidió formas alternativas de detención y la reconversión de cuarteles militares para uso penitenciario, con el fin de aliviar el hacinamiento.
Los defensores de los presos advierten una oleada de suicidios este verano, en los superpoblados centros de detención.
La asociación Antígona ha contabilizado 42 suicidios en las cárceles italianas en lo que va del año.
El grupo recordó que el verano suele agudizar las tensiones y la desesperación en las prisiones.
El aumento del calor en unas instalaciones anticuadas agrava el hacinamiento perenne, mientras que la disminución de personal reduce los escasos servicios educativos y de otro tipo que se ofrecen a los reclusos.