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El atún rojo de Europa registra un resurgimiento notable. Pero ¿durará?

En colaboración conthe European Commission
El atún rojo del Atlántico se recupera de un colapso casi total a niveles de población notables en las últimas décadas
El atún rojo del Atlántico se recupera de un colapso casi total a niveles de población notables en las últimas décadas Derechos de autor  Getty Images
Derechos de autor Getty Images
Por Denis Loctier
Publicado Ultima actualización
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Las poblaciones de atún rojo del Atlántico, en Europa, han visto un resurgimiento alentador tras casi colapsar hace un par de décadas. Hoy, controles internacionales estrictos mantienen la pesca sostenible en todo el Mediterráneo y el Atlántico oriental bajo una supervisión científica muy cercana.

Hace veinte años, las poblaciones de atún rojo de Europa se encontraban en crisis. El auge del mercado mundial del sushi y el sashimi había elevado los precios de este manjar de lujo a niveles extraordinarios. Las flotas pesqueras industriales navegaban por todo el Mediterráneo sin supervisión efectiva, e ignoraban de facto los límites sostenibles.

"Había demasiados barcos que pescaban demasiado atún rojo", comenta Tristan Rouyer, ecólogo de pesquerías de IFREMER. "No había ningún tipo de control. La pesca ilegal estaba a la orden del día. Se capturaban muchos peces pequeños y grandes sin llevar la cuenta de cuántos".

Los científicos alertaron sobre la rápida disminución de la especie, mientras que activistas ecologistas se enfrentaron a la industria pesquera para exigir el fin de lo que recibió el nombre de la depredación de las aguas del Mediterráneo. Las campañas llamaron la atención del público sobre esta crisis y obligaron a los gobiernos y a la industria pesquera a actuar.

El plan que dio resultados

Tras el fracaso de los primeros intentos de poner orden al caos, en 2007 se puso en marcha un plan integral de recuperación del atún en toda la región. Lo impulsó la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA) y lo aplicaron las autoridades de la Unión Europea. Dicho plan incluía cuotas estrictas, la reducción de las flotas pesqueras, la limitación de las temporadas de pesca e inspecciones internacionales.

El resultado fue que las capturas estimadas de atún rojo disminuyeron de unas 60.000 a unas 10.000 toneladas en 2007. Las poblaciones de peces comenzaron a recuperarse más rápido incluso de lo que los ecólogos pesqueros esperaban. A medida que las poblaciones se recuperaban, la pesca volvía a aumentar de manera gradual, pero esta vez dentro de unos límites sostenibles gestionados cuidadosamente.

Hasta el día de hoy, la industria pesquera continúa funcionando bajo un control estricto.

En Sète, el principal centro pesquero de atún rojo de Francia, cada pez de esta especie que llega a tierra se debe pesar, etiquetar y rastrear desde el barco hasta el plato. Los grandes buques cerqueros permanecen, en su mayoría, inactivos en los muelles: los cupos los limitan a solo unas pocas semanas de pesca cada año.

¿Qué piensan los pescadores sobre estas restricciones? Bertrand Wendling, director general de la importante cooperativa pesquera SaThoAn, sostiene que el sector apoya las medidas y que su compromiso con la sostenibilidad está confirmado por certificaciones internacionales independientes. "La cosa iba tan bien que los cupos siguieron aumentando un 20% durante varios años", destaca Wendling. "Hoy tenemos niveles de captura relativamente altos que resultan sostenibles, porque ya no se pescan peces pequeños. Lo más importante es que todo está regulado al máximo".

Los científicos siguen vigilando

Las decisiones de gestión pesquera no solo se basan en los informes de captura de la industria, que pueden ser engañosos, pues los buques pesqueros trabajan en áreas donde los peces son más abundantes. Para un análisis más representativo, los científicos utilizan técnicas especiales de seguimiento con las que rastrean las poblaciones de atún. Los investigadores del IFREMER llevan a cabo programas anuales de etiquetado en los que colocan dispositivos electrónicos en peces individuales para estudiar sus patrones de migración.

"Esta es la única herramienta que nos permite seguir las migraciones individuales del atún", explica Tristan Rouyer. "Lo programamos para que registre la temperatura, la presión y la luz. Y con estos datos podemos reconstruir el camino que sigue el animal".

Los estudios aéreos complementan el trabajo de etiquetado. Los científicos sobrevuelan el Mediterráneo en aeronaves pequeñas, desde las que cuentan los bancos de atún que se alimentan en la superficie y comparan las observaciones de un año a otro. Los resultados son bastante notables.

"Hemos visto un gran aumento en número de peces entre 2000 y 2020", afirma Rouyer. "En los 2000, durante una temporada completa, de unos ocho a doce vuelos, veíamos unos 60 bancos. En la década de 2020, hubo vuelos en lo que vimos más de 300 bancos".

Desde 2020, la recuperación se ha estabilizado, aunque los científicos siguen monitoreando para determinar si esto supone un estancamiento o el comienzo de un declive.

¿Qué más puede salir mal?

Entonces ¿cuál es la clave para mantener esto en marcha? Los científicos creen que el regreso del atún rojo solo durará si evitamos repetir los errores del pasado. La gestión y el control parecen funcionar por el momento, pero los investigadores advierten contra la complacencia y permitir que la pesca vuelva a los días de antaño. 

"Sabemos que la pesca ilegal se está volviendo a extender por algunas zonas", señala Rouyer. "En ese aspecto, hay que tenerlo controlado. Es una protección muy importante. Si perdemos el control de esta pesca, seguramente volvamos a tener problemas".

De momento, el atún rojo de Europa se considera en general como una prueba de que los científicos, las autoridades, los activistas ambientales y la industria pesquera pueden colaborar codo con codo para salvar una especie al borde de la extinción.

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