Más de 1.300 personas han muerto tras lluvias récord y marejadas ciclónicas que han afectado a varias zonas de Asia.
La devastación se extendió por varias zonas de Asia esta semana, tras lluvias récord y marejadas ciclónicas.
Los equipos de emergencia siguen contrarreloj para llegar hasta los supervivientes tras días de riadas y deslizamientos de tierra, que han dejado a miles de ciudadanos atrapados y más de 1.300 muertos.
Se ha encontrado a personas aferradas a tejados o árboles para mantenerse con vida, mientras las carreteras se convertían rápidamente en ríos de barro de fuerte corriente y miles de viviendas quedaban destruidas.
Indonesia, el país más golpeado, ha registrado 753 muertes hasta el martes 2 de diciembre. Le siguen Sri Lanka y Tailandia, con 410 y 181 fallecidos, respectivamente. Tres personas también han muerto en Malasia, con miles de desplazados.
¿Qué provocó las mortíferas inundaciones en Asia?
Según la portavoz de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Clare Nullis, países como Indonesia, Sri Lanka, Tailandia, Vietnam y Filipinas figuran entre los más afectados por una combinación de lluvias asociadas al monzón y actividad de ciclones tropicales.
Los monzones no se reducen a la lluvia, en realidad se definen como patrones de vientos estacionales que marcan un fuerte contraste entre las estaciones seca y lluviosa.
Este cambio lleva mucho tiempo, siendo más acusado en Asia meridional y en el Sudeste Asiático, donde el monzón de verano deja lluvias torrenciales vitales para la agricultura, los ecosistemas y el suministro de agua.
Los ciclones tropicales (comúnmente conocidos como huracanes o tifones) son tormentas circulares caracterizadas por vientos fuertes y lluvias intensas. Obtienen su energía de los océanos tropicales y pueden mantener su fuerza mientras permanezcan sobre aguas cálidas.
"Asia es muy, muy vulnerable a las inundaciones", advierte Nullis, y explica que las crecidas figuran sistemáticamente en lo alto de la lista de riesgos climáticosen la región.
Sin embargo, ciclones tropicales como Senyar, que la semana pasada dejó lluvias torrenciales e inundaciones generalizadas en Indonesia, Malasia y el sur de Tailandia, son poco habituales tan cerca del ecuador.
"No es algo que veamos a menudo y eso significa que los impactos se amplifican porque las comunidades locales no tienen experiencia en esto", añade Null.
¿Tiene la culpa el cambio climático?
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) advierte de que el notable calentamiento observado en toda Asia desde el siglo XX aumenta la probabilidad de inundaciones en las regiones monzónicas de Asia meridional, sudoriental y oriental.
Esto se debe a que, por cada 1ºC de aumento de la temperatura del aire, la atmósfera puede retener alrededor de un 7% más de humedad, lo que puede provocar lluvias más intensas y abundantes.
El año pasado, los niveles de dióxido de carbono que atrapa el calor en la atmósfera registraron el mayor aumento desde que hay registros, y Naciones Unidas advirtió de que esto turboalimentaría el clima de la Tierra y provocaría fenómenos meteorológicos más extremos.
Un informe del IPCC confirma que las lluvias extremas han aumentado en Asia meridional y oriental en los últimos años, y añade que la frecuencia de estos episodios no hará sino empeorar.
Benjamin Horton, profesor de ciencias de la Tierra en la City University de Hong Kong, advierte de que, aunque el número total de tormentas mortales quizá no aumente de forma drástica, sí lo harán su gravedad y su imprevisibilidad.
Una "crisis provocada por el ser humano"
Además del calentamiento global, los expertos apuntan también a la acción humana por agravar el impacto de las inundaciones.
En Sumatra del Norte, Indonesia, las autoridades afirman que las inundaciones y los deslizamientos de tierra se han llevado millones de metros cúbicos de madera talada. Esto ha suscitado la preocupación de que la tala ilegal haya contribuido al desastre.
Batang Toru, antaño una zona boscosa y exuberante, se ha convertido en un erial de troncos rotos y casas destrozadas.
"Esto no es solo un desastre natural, es una crisis provocada por el ser humano", dijo a AP News Rianda Purba, del grupo activista Indonesian Environmental Forum.
"La deforestación y un desarrollo sin control han despojado a Batang Toru de su resiliencia. Sin una restauración urgente y protecciones más estrictas, estas inundaciones se convertirán en la nueva normalidad".