PUBLICIDADThomas Porcher, economista especializado en el mercado de materias primas y autor del libro “Gas de esquisto, falsas promesas”.
“Respecto a la cuestión de si la explotación tal y como ha sido llevada a cabo en Estados Unidos es posible en Europa, tendríamos que tener presente que, sin un descenso de los precios del gas, no habrá revolución energética.
En Estados Unidos, el precio del gas se ha divido por tres, eso ha permitido a las industrias estadounidenses ser más competitivias, gracias, precisamente, a ese descenso de los precios de la energía, eso ha permitido crear empleos y reindustrializar el país.
Nada hace presagiar que pase lo mismo en Europa, al menos los precios no bajarán tanto como en Estados Unidos. En primer lugar, porque el mercado del gas en Europa no funciona de la misma manera. El mercado es más rígido, los precios varian en función del precio del petróleo, los contratos son a largo plazo y el coste de extracción es muy superior al de Estados Unidos porque Europa no cuenta con las mismas infraestructuras. Las leyes mediambientales, más estrictas en Europa que en Estados Unidos, suponen también un freno a esta explotación.
Hoy un estudio de Bloomberg afirma que el coste de extracción en el Reino Unido rondará entre los 8 y los 12 dólares.
El precio del gas en Europa es de 10 dólares, eso quiere decir que hay pocas posibilidades de que el precio del gas en Europa baje.
El problema del gas de esquisto en Europa es que se ha querido ir demasiado deprisa. Mucha gente creyó que podíamos secundar el ejemplo estadounidense sin tener en cuenta la densidad de la población y la geografía europea, que no tienen nada que ver con las de Estados Unidos.
Así que deberíamos esperar y llevar a cabo antes estudios preliminares sobre su impacto económico.
Porque, si al final de cuentas, la explotación del gas de esquisto sólo presenta problemas para las poblaciones vecinas, como la contaminación, yo creo que deberíamos zanjar el debate.”
Si desea hacer alguna pregunta, pulse en el enlace siguiente: