En busca de un mejor futuro lejos de Hungría

En busca de un mejor futuro lejos de Hungría
Por Escarlata Sanchez
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Este grupo de rock canta en húngaro para un público húngaro… Pero estamos en Londres donde la comunidad húngara crece cada vez más. Peter Szőke

Este grupo de rock canta en húngaro para un público húngaro… Pero estamos en Londres donde la comunidad húngara crece cada vez más.

Peter Szőke trabaja como pulidor de muebles. Gana cuatro veces más en Inglaterra que en Hungría, pero el costo de vida es también mayor. Su decisión de emigrar no fue sólo por una cuestión de dinero, sino también de oportunidades.

“Teníamos un nivel de vida bastante elevado, pero queríamos tener mejores perspectivas y ofrecerles un futuro mejor a nuestros hijos.”

Un 80% de los emigrantes húngaros tiene entre 20 y 40 años. Buscan en Gran Bretaña mejores condiciones económicas y una sociedad más optimista, con menos burocracia.

“En Inglaterra, el Gobierno deja a la gente en paz, prosigue Péter. No molesta tanto como en Hungría, ni te pone tantos impedimentos que pesan como una losa.”

El 30% de los jóvenes emigrantes lleva un diploma universitario bajo el brazo.

Melinda Márkus sin embargo ha tenido que buscarse otro oficio para poder vivir en Gran Bretaña. Actriz en Hungría, trabaja ahora como camarera en una cafetería.

Y aunque de momento ha aparcado sus sueños, no se arrepiente de haber emigrado.

“Sentía que me moría, no tenía salida, ni perspectivas. Y me dije que si quería un gran cambio, no bastaba con irme a otra ciudad o cambiar de trabajo, sino que tenía que hacer las dos cosas a la vez.”

A pesar del idioma y la distancia, Melinda se siente mejor en la sociedad británica.

Muchos húngaros se han establecido en Londres para montar su propio negocio. Zoltán Máté aprovechó la buena reputación que tienen los dentistas húngaros para abrir su propia clínica dental. Aquí, gana más que en Hungría, incluso poniendo tarifas más bajas que la media de los dentistas londinenses.

“En este país hay un alto poder adquisitivo y una economía fuerte. Si uno monta un negocio de manera inteligente, puede funcionar y conseguir mejores oportunidades que en otros lugares, sobre todo mejores que en Hungría.”

Pero también hay una vida después del trabajo. Un tiempo de ocio en el que los expatriados se reúnen con sus compatriotas y asisten a eventos culturales como este concierto del grupo húngaro “Hungerground”. Nos lo cuenta el guitarrista del grupo, Zsolt Bálványos:

“Hay un montón de grupos en Londres que cantan en inglés, así que nos hemos hecho un hueco. Bueno, nos hemos hecho un sitio en el mercado, por decirlo de una manera profesional. Además no tenemos competencia. Aquí en Londres, hay entre 100.000 y 200.000 húngaros y somos los únicos que cantamos en nuestro idioma.”

Emigrar no significa romper con los lazos del país de origen. Péter Petrovics se interesa mucho en la política húngara. Es más, es miembro del grupo de oposición cívica, Resistencia Creativa, que se ha manifestado en varias ocasiones en Londres. Dice que tal vez volverá algún día. Y ese día, espera encontrar un país con mayores derechos y libertades, aunque de momento se muestra escéptico.

“Sea cual sea el partido en el poder, ya sean los socialistas o el partido conservador populista de Fidesz o cualquier otro individuo, va a aprovechar para enriquecerse y hacer su propio negocio… Esa es la imagen de nuestra sociedad, se lamenta Péter Petrovics. Y es la sociedad la que debe cambiar “.

“A los húngaros de Londres les preocupa la situación en su país de origen. Mientras que a los que se quedan les inquieta el creciente fenómeno de la expatración de los húngaros.”

La obra de teatro Illaberek muestra diferentes personajes que viven en el extranjero. Gábor Máté firma la puesta en escena en el Teatro József Katona de Budapest.

“Mi experiencia sobre el tema de la emigración masiva ha sido bastante dolorosa, y donde quiera que vaya, el tema siempre aparece en las conversaciones.”

Para el director, el hecho de que Jobbik, el partido de extrema derecha racista y antisemita haya obtenido el 20% de los votos en las legislativas de 2014 explica en parte la aceleración de este fenómeno.

“Creo que es un fenómeno masivo, hay mucha gente que no quiere quedarse en un país en el que un partido extremista tiene tantos votos y representación en el Parlamento, y ese es el caso de nuestro país”, concluye este hombre de teatro.

Hungría se incorporó a la Unión Europea en 2004, pero la fuerte emigración comenzó sólo cuatro años después. Según las estimaciones, entre los años 2009 y 2013, se fueron del país entre 300 y 400 mil húngaros . Muchos culpan a la crisis económica, pero no es la única razón.

Zoltán Kaposi es profesor de Economía e Historia social. Según él, la movilidad no es inherente al carácter húngaro.

Este es un fenómeno creciente que él ha observado desde la universidad. Hace 20 años, un 12% de los jóvenes quería emigrar; en la actualidad son un 32%.

“El éxodo masivo indica que hay un grave problema. Emigrar les da la oportunidad de escapar de la desmoralización permanente, y así poder ser tratados como seres humanos y tener derechos y libertades. En el extranjero, no te juzgan por tu nacionalidad, sino por tus capacidades, por tu competencia. Ese no es el caso aquí “.

Londres es el principal destino de los emigrantes, pero algunos eligen Alemania o Austria; porque como dice el proverbio: “siempre es más verde la hierba del vecino”. Viena está a tres horas de Budapest.

Dorottya Dobos estudia alemán llegó a Viena con su familia hace 18 meses. Con dos carreras y un máster, ni ella ni su marido, un hombre de negocios, tenían la impresión de poder subir en la escala social en su país.

“Cuando voy a Hungría veo mucho descontento entre la gente. la última vez que fuí, una señora mayor que estaba en una farmacia, se echó a llorar cuando estaba comprando sus medicinas. Se me rompre el corazón. Aquí no ves cosas así.”

Dorottya y su familia no han tenido problemas de integración. Pues en Viena viven muchos húngaros.

Que de hecho se reúnen en torno a un humeante Goulash, para después bailar el Csárdás y otras danzas húngaras… echando de menos la Tierra de los Magiares.

“Nosotros la llamamos la madre patria. Sea como sea es mi país, soy de allí y esa es mi cultura. Aquí en Londres, es cierto que no me sentiré nunca como en casa “.

La generación más preparada intelectualmente se va del país sin intención de volver. Los expertos advierten de las consecuencias de esa fuga de cerebros tanto para la economía, como para la sociedad y el futuro de Hungría.

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