El carbón genera un 60% de la energía y un 80% de la electricidad que se consume en Polonia. Paradójicamente, el país ha acogido este año la Cop24, el encuentro de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. Euronews ha viajado al epicentro del carbón en Polonia
El carbón genera un 60% de la energía y un 80% de la electricidad que se consume en Polonia. Paradójicamente, el país ha acogido este año la Cop24, el encuentro de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, celebrado en la ciudad de Katowice. Euronews ha viajado al epicentro del carbón en Polonia, al suroeste el país, para poner de relieve los problemas de una industria que se ha convertido en la esencia de esas comunidades. En ellas, la minería se entiende como una tradición que pasa de padres a hijos.
Radoslaw es uno de los 3.500 hombres que trabajan en la mina de Piast, la más grande de Europa. Tiene 29 años, y lleva 9 trabajando allí. Considera que el trabajo es duro y peligroso, pero asegura que no puede pensar en hacer otra cosa: "He visto esta mina desde la ventana toda la vida. Mi padre era minero, mis abuelos trabajaban en la mina. Es una tradición transmitida de generación en generación. A veces me siento como una chatarra, me duele la columna vertebral, las rodillas y las piernas. Pero es la naturaleza del trabajo. Es difícil de explicar cómo, pero algo me atrae, y sigo trabajando en esta mina".
La visión de quienes viven del carbón, que genera en la región de Silesia 85.000 puestos de trabajo, contrasta con la de quienes sufren las consecuencias de vivir en las cercanías de una excavación. El ex presidente Ciudadanos detrás del carbón, Tomasz, quiere mostrarnos los daños causados por la mina en otro pueblo cercano a Imielin colindante con Piast: "Debido al hundimiento del terreno, los edificios se inclinan, las casas se agrietan y en algunos casos incluso tuvieron que ser demolidas". "Aquí ha habido una actividad minera intensa durante 30 años, arreglan los edificios, y los vuelven a dañar, los arreglan, y lo dañan otra vez, y así constantemente", cuenta Tomasz. "Además - cuenta señalando un conjunto de árboles muertos sobre agua empantanada- "¿ves esa agua estancada? Se acumula allí y la mina no la saca. Este bosque deja de vivir porque está bajo el agua".
Tanto las autoridades del país como la academia de la ciencia polaca, difieren de la opinión internacional generalizada sobre la importancia del carbón en el cambio climático. Frente a una Europa donde se pretende reducir drásticamente la emisión de CO2, se encuentra una Polonia reticente a abandonar el carbón (lejos de eso, se ha aprobado la ampliación de muchas de las minas del país). Mientras tanto, las empresas mineras patrocinan la cumbre del clima.