Desde la llegada al poder de Donald Trump a la Casa Blanca, las relaciones entre Washington y Bruselas se han tensado.
PUBLICIDADDonald Trump aspira a ser reelegido y su candidatura, aunque previsible, suscita poco entusiasmo a este lado del Atlántico.
Desde su llegada al poder, las relaciones entre la Unión Europea y los Estados Unidos no han hecho más que enturbiarse.
El liberal Guy Verhofstadt lo ha dejado claro: "EEUU necesita un presidente que haga frente a los fanáticos de extrema derecha en lugar de difundir su odio", ha dicho a través de un tuit.
Los analistas creen que con Trump al frente, todo es posible. "Si continúa por el mismo camino, presionando conscientemente a los europeos, creando incomodidad de una manera a la que los europeos no están acostumbrados, sí, es muy posible que dentro de cuatro años la relación sea mucho más divisiva", afirma Peter Chase, de la German Marshall Fund. "Pero una cosa que los europeos deben tener en cuenta es que cuando George W. Bush se postuló para un segundo mandato, la política de su primer y de su segundo mandato fueron muy diferentes, especialmente en lo que se refiere a la UE. Así que no es imposible que el Sr. Trum también pueda cambiar".
Son muchos los temas que han enfentado a Washington y Bruselas, empezando por el acuerdo nuclear con Irán. El objetivo de los europeos es salvar un pacto que definen como un gran avance diplomático. Pero la tensión en el Golfo Pérsico representa una nueva vuelta de tuerca.
El comercio se ha convertido en otro factor de desencuentro. Trump impuso aranceles al acero y durante su segundo mandato podrían extenderlos al sector del automóvil. Entoces la guerra comercial estaría servida.