Análisis: ¿cuál es el clima electoral en Italia a falta de días para que acuda a las urnas?

Un cartel de la candidata Giorgia Meloni, en un autobús en Roma, el viernes 16 de septiembre de 2022.
Un cartel de la candidata Giorgia Meloni, en un autobús en Roma, el viernes 16 de septiembre de 2022. Derechos de autor AP Photo/Alessandra Tarantino
Por Giorgia Orlandi
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Con una crisis energética sin precedentes que ha afectado a las empresas y a los hogares como consecuencia de la guerra en Ucrania, da la sensación de que las próximas elecciones anticipadas del país no están en la lista de prioridades de muchos italianos.

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Existen muchas razones por las que la campaña electoral de cara a las elecciones del 25 de septiembre ha sido inusual en Italia. Una de ellas es que, por primera vez después de muchos años, ha tenido lugar durante el verano, mientras los italianos aún estaban de vacaciones.

Con una crisis energética sin precedentes que ha afectado a las empresas y a los hogares como consecuencia de la guerra en Ucrania, da la sensación de que las próximas elecciones anticipadas del país no están en la lista de prioridades de muchos italianos.

Cuando el Primer Ministro Mario Draghi dimitió en julio, las encuestas sugerían que los italianos, en su mayoría, estaban en contra de volver a las urnas.

El problema es que estas elecciones son, con diferencia, de las más importantes que ha visto el país en años.

El próximo gobierno será el encargado de poner en marcha las reformas y de cumplir los objetivos para recibir una gran suma de fondos procedentes de la Unión Europea.

Es una oportunidad histórica que no tenía el país desde la Segunda Guerra Mundial para reconstruir su economía y hacerla más competitiva.

El próximo líder de Italia también será el encargado de dar forma a las relaciones internacionales del país en un momento en que éstas parecen importar más que nada. Tanto la pandemia de coronavirus, como la guerra de Ucrania han obligado a los países europeos a replantearse sus relaciones con la UE y con los aliados occidentales.

Una campaña electoral centrada en lo digital

La campaña electoral también ha sido diferente: la comunicación se ha realizado principalmente a través de las redes sociales y los líderes políticos se han dejado ver más en internet que en las calles.

Ha habido debates presenciales, como la reunión de Rímini, la cumbre de Cernobbio o el reciente debate cara a cara entre la ultraderechista Giorgia Meloni y el centroizquierdista Enrico Letta, organizado por el periódico italiano il Corriere della Sera.

El primero ofreció al primer ministro Draghi la oportunidad de esbozar su legado político al tiempo que aconsejaba a los futuros aspirantes a gobernar Italia, el segundo fue más una oportunidad para que los candidatos se sinceraran sobre sus programas políticos.

El exministro del Interior Matteo Salvini cuestionó la eficacia de las sanciones contra Rusia, y se pudo apreciar por primera vez cómo las divisiones dentro del bloque de la derecha han empezado a pasar factura.

Para muchos, un gesto de Meloni, que fue fotografiada llevándose las manos a la cabeza, simbolizó la postura opuesta de los dos líderes de extrema derecha sobre el tema. Ambos podrían formar pronto una coalición de derechas que incluya a Forza Italia de Silvio Berlusconi.

Fue el reciente debate entre Letta, del Partido Democrático, y Meloni, de Hermanos de Italia, el primer enfrentamiento serio entre ambos rivales.

Pero en lugar de ser emitido por televisión, el debate se transmitió por Internet en la página web de il Corriere della Sera. La decisión de no celebrar el habitual debate televisivo fue tomada por Agcom, la autoridad reguladora de la comunicación en Italia.

Aunque la audiencia es diferente a la que normalmente ve la cadena pública italiana, los dos líderes tuvieron la oportunidad de expresar su opinión sobre una serie de temas urgentes: desde la crisis energética y el aumento del precio de las facturas, hasta las políticas fiscales.

Para los potenciales votantes que no han seguido las redes sociales y las plataformas digitales o los debates, la esperanza es que puedan informarse a la manera tradicional, lo que significa encontrar el tiempo y la voluntad para leer los programas políticos.

Pero los últimos sondeos publicados a principios de septiembre muestran que alrededor del 35% de los italianos no quieren volver a las urnas, una tendencia que, de confirmarse, podría situar la participación en un mínimo histórico, según los analistas.

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