Manifestantes piden la intervención de la UE ante la reforma judicial en Israel

Protesta en Bruselas contra la reforma en Israel.
Protesta en Bruselas contra la reforma en Israel. Derechos de autor Euronews.
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Por Jorge Liboreiro
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El nuevo proyecto de ley daría a la Knéset el poder de invalidar sentencias del Tribunal Supremo.

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"La verdad es que da mucho, mucho miedo".

Así es como Amnon, un arquitecto de 33 años nacido en Tel Aviv y afincado en Bruselas, se siente sobre el estado actual de su país natal. "Estamos en un momento crucial para salvar la democracia", ha dicho, sosteniendo una pancarta en la que se leía "golpe legal".

Israel está totalmente conmocionado por una reforma judicial que pretende rehacer las relaciones fundamentales entre los tres poderes del Estado. Las protestas se han sucedido casi a diario en un intento de detener -o al menos pausar- el proyecto de ley, que según los críticos socavará gravemente el papel del Tribunal Supremo y dará amplios poderes al ejecutivo.

Académicos, estudiantes, empresarios, inversores tecnológicos e incluso las fuerzas armadas han expresado su descontento ante la trascendental reforma propuesta, mientras que el presidente del país, Isaac Herzog, ha advertido del "colapso constitucional y social".

El clamor ha llegado ahora a Bruselas tras una manifestación ante el Parlamento Europeo este miércoles por la tarde que ha culminado con una carta enviada a los dirigentes de las principales instituciones de la UE en la que se suplicaba una intervención más contundente en el debate.

Hasta ahora, Bruselas ha guardado silencio sobre la propuesta de reforma y prefiere esperar a la versión final de la ley antes de pronunciarse sobre el tema.

"Dado que se trata de un debate interno en curso, no corresponde a la UE hacer comentarios al respecto ni sobre sus posibles e hipotéticas implicaciones una vez que la reforma sea aprobada o desestimada", declaró la semana pasada un portavoz de la Comisión Europea.

"Es el fin. Se acabó el juego'

Para los manifestantes, sin embargo, esta respuesta se queda corta.

En entrevistas con Euronews, han asegurado sentir ansiedad y miedo sobre el estatus democrático de Israel, estableciendo un paralelismo con Hungría y Polonia, dos países de la UE que han sido acusados repetidamente de usurpar la independencia judicial para obtener beneficios políticos.

"Para cuando la UE hable, puede que simplemente sea demasiado tarde. El experimento de 75 años de democracia israelí podría llegar a su fin, y sólo entonces las instituciones europeas dirán cuáles son las implicaciones", ha explicado Dan Sobovitz, organizador de la manifestación del miércoles.

"No pedimos sanciones. No pedimos que la Unión Europea perjudique a Israel. Estamos aquí porque amamos a Israel y queremos salvarlo como democracia".

A los manifestantes les preocupa que si Israel deja de ser visto como una democracia de pleno derecho a los ojos de Occidente, sus relaciones diplomáticas y económicas se deterioren gravemente, con consecuencias perjudiciales para estudiantes, investigadores, artistas, inversores e incluso proveedores de energía.

"Temo por mi familia y por mis amigos. Y en cierto modo, (Israel) ya no es muy democrático ahora, pero la democracia simbólica también se arruinará", ha dicho Amit, otra manifestante.

En una breve declaración a Euronews, el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí ha negado que las reformas vayan a perjudicar en modo alguno las relaciones bilaterales con el bloque. "Israel disfruta desde hace tiempo de una relación sólida y fructífera con la UE. Esperamos seguir construyendo y ampliando nuestra conexión con la Unión Europea en el futuro", ha apuntado el comunicado.

"El diálogo entre el Estado de Israel y la UE se lleva a cabo a través de los canales apropiados, y continuará haciéndolo".

Pero a los ojos de los manifestantes, este tipo de garantías suenan a vacío y hacen poco por aplacar su desesperación. "Si se aprueba esta reforma, las minorías en Israel se sentirán fuera de lugar", ha dicho Guéva, un artista de 28 años que se ha unido a la manifestación en Bruselas.

"Ya no vamos a tener el Estado israelí. Desaparecerá y se convertirá en una dictadura. Y es el fin. Se acabó el juego".

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