En Campania, al sur de Italia, la "Tierra de los fuegos" sigue llevando las cicatrices de décadas de contaminación criminal. Vertederos ilegales, incendios tóxicos y aumento de las enfermedades: la reportera de Euronews Valérie Gauriat investigó en el corazón de este territorio marcado.
Entre Nápoles y Caserta se extiende una zona tristemente famosa: la Tierra de los fuegos, también conocida como el Triángulo de la muerte. En este territorio de casi tres millones de habitantes, las tasas de cáncer se encuentran entre las más altas de Italia.
Durante décadas, los residuos tóxicos —industriales, químicos y a veces radiactivos— se enterraban, quemaban o vertían ilegalmente aquí. Detrás de este tráfico masivo está la Camorra, la mafia local, ayudada por redes económicas e institucionales.
"El Estado se vendió a la Camorra, a empresarios corruptos, a magistrados corruptos. Así nació la Tierra de los fuegos", afirma la periodista de investigación Marilena Natale, que vive bajo protección policial tras recibir amenazas de muerte de la mafia.
Aunque las grandes rutas de tráfico se han desplazado parcialmente, los vertederos ilegales siguen proliferando en toda la región, y los incendios provocados por empresas clandestinas liberan periódicamente humos tóxicos. Los efectos sanitarios son devastadores.
Una emergencia sanitaria
"En Italia, un médico generalista con 1.500 pacientes ve una media de nueve casos de cáncer al año. Yo ya tengo quince", explica Luigi Costanzo, médico de familia en Frattamaggiore, en el corazón de la Tierra de los fuegos.
La contaminación del suelo, el agua y el aire también ha provocado cifras récord de enfermedades respiratorias y degenerativas, infertilidad y malformaciones congénitas.
Las autoridades italianas no reconocieron oficialmente las repercusiones sanitarias de esta contaminación criminal hasta 2021.
"Mi hijo fue asesinado en silencio por un Estado que lo sabía", afirma Marzia Cacciopoli. Su hijo Antonio murió en 2014, con nueve años y medio, de un tumor cerebral. Ella se encuentra entre las familias que, ya en 2013, llevaron el caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
En enero de este año, el Tribunal condenó a Italia por su prolongada inacción y por poner en peligro la vida de los residentes. Ordenó al gobierno que pusiera en marcha un plan de acción medioambiental, que incluyera una supervisión independiente y una plataforma de información pública.
Limpieza de la contaminación: promesas controvertidas
Nombrado en febrero, un comisario especial coordina ahora la limpieza y la protección de cientos de lugares contaminados. No obstante, los plazos anunciados —de hasta diez años— y una financiación ampliamente considerada insuficiente siguen alimentando la indignación pública.
En respuesta a esta lentitud, los residentes y activistas siguen movilizados en numerosos colectivos. La asociación Le Mamme di Miriam (Las madres de Miriam) lleva el nombre de la hija de una de sus integrantes, superviviente de un cáncer raro del sistema nervioso. Junto con otras mujeres, su madre, Antonietta Moccia, patrulla el territorio para documentar los vertidos ilegales y presionar a las autoridades para que intensifiquen su actuación. "Ya no confío en las instituciones que nos abandonaron", afirma. Anna Lo Mele, presidenta de la asociación, se coincide: "Nos dejaron morir y siguen dejándonos morir. Esto es un ecocidio".