Por primera vez la Agencia Espacial Europea envía al espacio un vehículo destinado a ensayar el reingreso en la atmósfera de forma autónoma y limpia.
En los cien minutos de duración del viaje hasta su aterrizaje en el Océano Pacífico se verificaron, a través de los 300 sensores incorporados en la nave, los avances europeos en materia de aerodinámica, protección térmica y navegación automática.
El análisis de sus conclusiones servirá en el diseño de una futura nave autónoma y reutilizable que ayudará a Europa a ser más independiente de Rusia y Estados Unidos.
La atmósfera en la sala de control es de alegría y tranquilidad. Ya se tienen los datos que recogió la nave espacial IXV. La misión ha sido un éxito que alimentará otras misiones y naves espaciales durante los próximos 20 años.