Khiva, un oasis en la Ruta de la Seda

Khiva, un oasis en la Ruta de la Seda
Por Euronews
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“Estamos en Khiva, en el corazón de la parte norte de la Ruta de la Seda. Detrás de la muralla defensiva uno puede perder fácilmente el sentido de la realidad. Estas 25 hectáreas de tierra están dominadas por un mágico pasado”, explica Galina Polonskaya, nuestra enviada especial a Uzbekistán.

Khiva tiene más de 2.500 años. Es una de las ciudades más antiguas de la Ruta de la Seda. La parte de la ciudad situada detrás de la fortaleza se llama Ichan Khala, es decir, la antigua ciudadela. Aquí vivían sus gobernantes y aquí recibían a invitados de todo el mundo. Los palacios de los Khan, las mezquitas, los mausoleos y los minaretes, todo se encuentra hoy inscrito en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

“Khiva es una de las raras ciudades que mantiene su carácter peculiar y original, todavía pueden percibirse las intenciones de los arquitectos, asegura Rumia Latipova, guía turística. Toda la ciudad es como un museo al aire libre. Pero al mismo tiempo la ciudad está viva. Unas 3.000 personas viven aquí y cada una de ellas recuerda a los tiempos en los que la ciudad fue construída”.

Sus habitantes creen que el agua de sus pozos atrae la buena suerte y la felicidad. Una creencia cuyo origen se encuentra en el descubrimiento de este oasis.

“La leyenda cuenta que un hijo de Noé viajó una vez a este desierto y vió un enorme bosque en sueños. Al despertar descubrió un pozo, su agua era deliciosa. Por ello decidió construir una ciudad”, cuenta Galina Polonskaya.

La ciudad de las mil y una noches se despierta con sonidos del pasado. Otra manera de acercarse a su historia es admirar sus obras de arte talladas en madera local.

Este tipo de esculturas pueden verse por todas las esquinas de la ciudad. Cada una de ellas nos cuenta una historia.

Un corazón en una puerta significa, por ejemplo, una entrada a un harén, explica Madamin Madaminov. Madamin pertenece a una dinastía de artesanos que trabajan la madera y compara estas esculturas con verdaderos libros.

Esta profesión siempre ha estado entre las más prestigiosas en Khiva. Madamin trabaja con su hermano y poco a poco enseña a sus sobrinos lo que él aprendió de su padre.

“Lo más difícil, explica Madamin, es hacer trabajar tu imaginación, imaginar lo que realmente quieres ver en una columna, saber lo que quieres de una pieza de madera sin tallar. La madera tiene que cantar. Tienes que poder escuchar música en estas columnas”.

Una verdadera orquesta de columnas suena en uno de los lugares más interesantes de Khiva, la mezquita de Djuma. Allí hay 212 columnas, cada una de ellas es única. La más antigua fue tallada en el siglo X.

“Cuando no consigo que algo funcione en mi trabajo vengo aquí, dice Madamin. Y, de repente, todas las partes de mi mosaico cobran sentido”.

El arte de hacer plov, uno de los platos típicos de Uzbekistán, también es muy importante en Khiva desde tiempos antiguos. Sus principales ingredientes son arroz, carne y vegetales. Plov ya existía en el tiempo de las caravanas. Permitía a los viajantes no tener hambre durante mucho tiempo.

Cada región del país tiene su propia receta. A veces, una pequeña diferencia puede cambiar totalmente el sabor. Uno de los mejores cocineros de Khiva ha querido compartir su secreto con nosotros.

“Lo más importante cuando haces plov es hacerlo con amor, con el corazón. Ese es el secreto de mi éxito”, explica Nazarbek Kushnazarov.

En Uzbekistán se sirve plov cuando nace alguien, en las bodas o en los cumpleaños. Pero también es una comida para todos los días. Los habitantes de Khiva no pueden imaginar sus vidas sin plov.

“Plov para nosotros es como hacer arte, afirma un señor. Todo depende del talento del artista. Es una de las cosas más importantes para la gente de Uzbekistán”.

El viaje de nuestra caravana llega a su fin. Por cierto, si hubiésemos viajado en los tiempos de la Ruta de la Seda, nuestro viaje desde Samarcanda a Bujará y después a Khiva, nos hubiese llevado más de un mes.

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“El pasado de la Ruta de la Seda une las ciudades que hemos visitado en nuestra serie de programas dedicados a Uzbekistán. Aquellos que viven en Samarcanda, Bujará o Khiva creen que las tradiciones de los tiempos de las caravanas deben ser preservadas para siempre”, afirma Galina Polonskaya.

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