La Comisión Europea ha publicado este lunes su primer informe anti-corrupción a nivel europeo. Según se explica en el propio documento la crisis económica ha sido una de las claves para que la corrupción salte al centro del debate en Europa.
El esfuerzo de austeridad que se pide a ciudadanos y Gobiernos hace que la opinión pública exija cada vez más transparencia en el gasto público y frente a la evasión fiscal. “Los escándalos de corrupción, uso fraudulento de fondos públicos o comportamientos poco éticos de los políticos han contribuido al malestar público y a la desconfianza en la clase política” explica el informe.
La Comisión Europea estima que la corrupción cuesta 120.000 millones de euros a la economía europa, es decir, el equivalente del presupuesto comunitario.
El informe no establece un ranking de países más o menos corruptos, como sí hace por ejemplo la ONG Transparencia Internacional, referencia en los datos sobre corrupción, pero ofrece algunos datos significativos.
Por ejemplo estima que la economía sumergida en España supone un 18,6% del PIB, la economía sumergida, por debajo de Italia (21,1% del PIB) pero dos veces más que el Reino Unido (9,7 %).

El estudio va acompañado de dos Eurobarómetros especiales, uno sobre la percepción de la corrupción y otro más sobre las actitudes empresariales hacia la corrupción.
España aparece junto a Grecia entre los peores de la clase. Un 63% de los españoles y los griegos consideran que la corrupción les afecta en su vida diaria. La media europea es del 26% y el porcentaje más bajo lo registran Alemania (6%) y Dinamarca (3%).
En cuanto al informe de la Comisión en sí mismo, no todo es negativo para España.
Por ejemplo se destaca la eficacia de la Fiscalía Anticorrupción española y la Oficina Anti Fraude de Cataluña, una institución única en su género, recuerda Bruselas.
El informe apunta a la corrupción política y las deficiencias en las cuentas públicas tanto a nivel regional como estatal como los principales problemas de España.
Recomienda que las políticas se adapten a los territorios, que se reforme la financiación de los partidos políticos y se mejoren los mecanismos de control de las actividades de los cargos públicos.
En cualquier caso tanto el informe como los sondeos realizados por Eurostat dejan claro que la corrupción sigue siendo un grave problema para los europeos. Un 75% considera que la corrupción está “muy extendida” en su país.