Algunos de los yazidíes que escaparon de la pequeña aldea de Hardan, en el norte de Irak, cuando los yihadistas del Estado Islámico la tomaron en
Algunos de los yazidíes que escaparon de la pequeña aldea de Hardan, en el norte de Irak, cuando los yihadistas del Estado Islámico la tomaron en agosto, han regresado.
Las tropas kurdas recuperaron el control de la zona hace unos días. Sin embargo, no han encontrado nada: ni su pueblo ni a los seres queridos que no consiguieron huir. Sólo hay restos de ropas y objetos sobre lo que creen que se trata de fosas comunes.
Cuentan que no saben cuánta gente puede estar enterrada ahí, pero dicen que los yihadistas retuvieron a 530 personas.
“Es una fosa común. Aquí está mí tío y dos de sus hijos junto con otras 50 personas de Hardan. Todos son de mi aldea”, explica un yazidí que vivía en la aldea.
Cuando el autoproclamado Estado Islámico tomó el control de la zona sembró el terror entre la comunidad yazidí. Ejecutaron a los hombres y secuestraron a las mujeres y niñas para convertirlas en esclavas sexuales. Según las que lograron escapar, muchas de ellas prefirieron suicidarse.