La vida de una mujer en Afganistán no es ni mucho menos fácil. Menos aún si formas parte del equipo nacional femenino de ciclismo, que una vez a la
La vida de una mujer en Afganistán no es ni mucho menos fácil. Menos aún si formas parte del equipo nacional femenino de ciclismo, que una vez a la semana coge sus bicicletas dispuesto a pedalear contra algo más que el viento o las cuestas.
Esta veintena de jóvenes deportistas deciden realizar dicho entrenamiento lejos de las calles de Kabul, donde serían víctimas de un sinfín de miradas y palabras desaprobadoras.
“Vivimos en una sociedad donde las mujeres no tiene posibilidades de probarse a sí mismas”, nos cuenta Malika Yousifi, de 17 años y la ciclista más joven del equipo. “Pero nosotras pensamos diferente. Existen un montón de retos para las mujeres, y nosotras queremos hacerles frente a toda costa”.
Tras la caída del Gobierno talibán las mujeres han conseguido avances significativos en la sociedad y también en el deporte, pero desde luego no definitivos. Estas ciclistas, que han competido y han conseguido medallas en otros países, ven sin embargo cómo no se les paga lo que se les debe, cosa que no sucede con el equipo masculino. A pesar de ello, su carrera contra la desigualdad continúa.