Madrid refuerza la seguridad en la última etapa de La Vuelta ante las protestas pro-Palestina, que ya alteraron varias jornadas. El danés Jonas Vingegaard, llamado a proclamarse campeón en una edición marcada por la tensión política.
Madrid encara este domingo el desenlace de una de las ediciones más convulsas de la Vuelta ciclista a España, marcada por las protestas pro-Palestina que han alterado la carrera en numerosas ocasiones.
Lejos del habitual ambiente festivo que suele acompañar a la llegada del pelotón a la capital, el final de la carrera se vive este año bajo un fuerte dispositivo de seguridad, con 1.100 agentes de Policía y 400 efectivos de la Guardia Civil desplegados para garantizar que la competición culmine sin incidentes.
Las movilizaciones, convocadas por el Comité palestino del Movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) bajo el lema "La única meta: Palestina libre", han vuelto a señalar la participación del equipo Israel-Premier Tech en la carrera. Dirigentes de IU, Podemos y Más Madrid han respaldado las concentraciones, que se prevén a lo largo del recorrido de esta 21ª etapa, de 106,6 kilómetros entre Alalpardo y el centro de la capital española.
La organización ha introducido cambios de última hora, recortando en cinco kilómetros el trazado previsto "por motivos de circulación", para evitar el paso por la A6 a la altura de Aravaca. La etapa, que tradicionalmente supone un paseo triunfal por la Castellana, se disputará este domingo en un ambiente de tensión política y social que ha acompañado a la carrera desde su paso por Bilbao.
El danés Jonas Vingegaard, que vestirá hoy el maillot rojo en el podio de Madrid, ha mostrado comprensión hacia los manifestantes: "Todo el mundo tiene derecho a protestar. Entiendo el motivo, aunque es una pena que tenga que suceder aquí", dijo en declaraciones a los medios locales. El ciclista admitió que en algún momento temió por la continuidad de la prueba, aunque destacó el papel de la organización y de las fuerzas de seguridad para garantizar la normalidad.
Tensión hasta el último momento
Ayer sábado, en la penúltima etapa con final en la Bola del Mundo, un centenar de activistas bloquearon la carretera a 18 kilómetros de meta, obligando al pelotón a esquivar la sentada por los arcenes entre momentos de caos. Un manifestante fue detenido por agredir a un agente. Algunos dirigentes de Podemos, como Ione Belarra e Irene Montero, participaron en protestas paralelas en Cercedilla que obligaron a modificar el recorrido.
Este tipo de incidentes no han sido aislados. Etapas en ciudades como Bilbao, Castro Urdiales o Valladolid también tuvieron que ser modificadas, ya fuera con llegadas adelantadas o contrarrelojes recortadas. En total, seis de las últimas diez jornadas sufrieron alteraciones.
Ante lo ocurrido, la Comunidad de Madrid anunció que presentará denuncias por los "actos violentos" registrados en la región, mientras que algunos partidos de la oposición reclaman al Gobierno central una respuesta más firme.