Teherán es una fiesta. Centenares de iraníes han celebrado en la calle el principio de acuerdo alcanzado en Suiza entre su país y el grupo 5+1. El
Teherán es una fiesta. Centenares de iraníes han celebrado en la calle el principio de acuerdo alcanzado en Suiza entre su país y el grupo 5+1. El ministro de Exteriores iraní, Mohamad Yavad Zarif, ha sido recibido como un héroe.
El acuerdo ha sido recibido mayoritariamente de manera positiva por el Gobierno y los ciudadanos. El líder supremo, Alí Jameneí, aún no se ha pronunciado.
De aquí al 30 de junio deben pulirse los detalles técnicos para un acuerdo final.
El presidente estadounidense, Barack Obama, que ha hecho del dossier nuclear iraní casi una cuestión personal, debe vender el acuerdo al Congreso.
“Dejamos claro que nuestra posición ha sido la siguiente en este acuerdo. El levantamiento progresivo de las sanciones. Han visto como hemos explicado la manera en la que podría hacerse. Las sanciones se levantarán si podemos verificar que Irán respeta sus compromisos… En estas negociaciones, nuestras líneas maestras no han cambiado”, ha dicho la portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Marie Harf.
A cambio del levantamiento progresivo de las sanciones estadounidenses y europeas, Irán se ha comprometido a reducir en dos tercios el número de centrifugadoras para enriquecer uranio. Todas deberán estar concentradas en la central de Natanz. Los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica vigilarán si Teherán cumple su parte del trato.
El primer ministro israelí reaccionó insistiendo en que este acuerdo podría amenazar la seguridad de Israel y del resto del mundo.