Preocupación e inseguridad. Es el ambiente que se respira en Turquía un día después de que la detonación de un coche bomba causara al menos 37
Preocupación e inseguridad. Es el ambiente que se respira en Turquía un día después de que la detonación de un coche bomba causara al menos 37 muertos y más de 120 heridos en Ankara.
Según la prensa nacional, uno de los dos kamikazes era una estudiante turca que se unió a las filas del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), aunque el ataque aún no ha sido reivindicado.
“Es imposible no estar preocupado. No hay ninguna garantía de seguridad. Estas personas hacen lo que quieren. Si pueden hacer estallar una bomba en el centro de Ankara, es normal que estemos preocupados”, expresaba un ciudadano de Ankara.
La explosión ocurrió pasadas las seis y media de la tarde hora local cerca de una parada de autobús en el parque Guven, en el céntrico barrio de Kizilay, cercano a muchos edificios gubernamentales.
En febrero 29 personas fallecieron en la capital turca en un ataque parecido reivindicado por el grupo militante kurdo los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK). Poco antes, en octubre, también en Ankara, tuvo lugar el peor atentado de la historia de Turquía, con más de 100 muertos cuando dos suicidas se hicieron estallar en una manifestación a favor de la paz en el país.