Los niños y la guerra: el poder de las imágenes

Los niños y la guerra: el poder de las imágenes
Por Euronews

De una guerra a otra, las imágenes cuentan las atrocidades y el horror de los conflictos.

De una guerra a otra, las imágenes cuentan las atrocidades y el horror de los conflictos. Pero algunas tienen peso específico, sobre todo las protagonizadas por menores. Es el caso de Omrane, el niño de Alepo que se ha convertido en el rostro de la guerra en Siria. Sentado en una ambulancia, cubierto de polvo y sangre, el niño mira a las cámaras entre resignado y desorientado.

¿Hay que difuminar imágenes como esta, del pequeño Aylan, también víctima de la guerra en Siria, ahogado en una playa en Bodrum, Turquía? ¿Tiene sentido ocultar la realidad para no herir sensibilidades o para no pagar multas a las autoridades del sector audiovisual de determinados países?

Para la responsable del sitio web del periódico turco Hurriyat todo lo contrario, ya que el objetivo es precisamente sacudir conciencias.
Zeynep Gurcanli, redactora jefe del sitio web de Hurriyet:
“Al usar estas imágenes, queríamos que la gente fuera consciente de la crisis migratoria en Siria, en Irak, en general. Queríamos poner una cara a esta crisis para forzar a los países a revisar sus políticas migratorias. Queríamos chocar como nos chocó a nosotros.”

Las imágenes del llamado niño mártir palestino también dieron la vuelta al mundo. En septiembre de 2000, Muhammad al-Durrah 12 años, estaba en Gaza con su padre en el segundo día de la Segunda Intifada y quedaron atrapados en el fuego cruzado entre los solados israelíes y las fuerzas de seguridad palestinas. El menor murió en los brazos de su padre. Israel aceptó inicialmente su responsabilidad de la que se retractó oficialmente en 2007.

Los ojos de una niña afgana en un campo de refugiados en Pakistán contaron al mundo el horror de la guerra. Era junio de 1985. Sharbat Gula acababa de perder a sus padres en un bombardeo.

En marzo del 93, en Sudán, la imagen de un niño desnutrido tendido en la arena con un buitre justo detrás, representó la mejor metáfora de una de las catástrofes humanas más importantes del siglo XX. El niño sobrevivió a la hambruna y al buitre. El reportero que hizo la foto, Kevin Carter, se suicidó pocas semanas después.

Otra foto icónica, esta vez del conflicto vietnamita, es la de la llamada “niña del Napalm”. Desnuda y abrasada por la gasolina en una carretera entre Vietnam y Camboya, la imagen de la pequeña de nueve años, considerada ‘El grito’ de Munch de la fotografía, mostró las consecuencias de la guerra sobre la población civil.

Desgraciadamente, la historia prueba que el impacto de este tipo de imágenes es limitado y temporal, justo lo contrario que las secuelas físicas o psíquicas de los que sobreviven a conflictos armados.

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