Los turistas que este fin de semana llegaron a Venecia a bordo de cruceros se toparon con una postal insólita.
Los turistas que este fin de semana llegaron a Venecia a bordo de cruceros se toparon con una postal insólita. Vecinos y ecologistas, subidos a decenas de embarcaciones, les esperaban para hacerles saber de forma ruidosa y evidente, que no eran bienvenidos.
Los manifestantes denuncian los efectos nefastos sobre el medioambiente que supone el paso de estos mastodontes del mar por el canal de Giudecca. De hecho, ya fueron prohibidos en 2013, antes de que 2015 los intereses económicos llevaran al Gobierno italiano a levantar la prohibición.
La protesta es además la expresión de un profundo malestar en la ciudad, una joya histórica devorada por el turismo hasta el punto que la UNESCO ha amenazado con incluirla en la lista de Patrimonios de la Humanidad en Peligro si no se toman medidas para detener su degradación.