La presidenta acepta ser investigada
La indignación de los surcoreanos toma las calles de Seúl. Unos 20.000 policías han sido desplegados en el centro de la capital surcoreana para mantener bajo control a los miles de manifestantes que han pedido la dimisión de la presidenta del país, envuelta en un escándalo de corrupción y tráfico de influencias.
Después de diez días, la presidenta Park Geun-hye, rompía su silencio, este viernes, en un emotivo discurso televisado.
En él, la presidenta surcoreana reconocía haber sido “negligente” por amistad y aceptaba cooperar y ser investigada. Sin embargo, negaba rotundamente los rumores que la relacionan con una secta o estar siendo influenciada por chamanes. “Nada de esto es cierto”, decía.
En el origen del escándalo: Choi Soong Sil, amiga íntima de la presidenta surcoreana, detenida el jueves por supuestamente haberse apropiado fondos públicos e influir en la política del país.
La popularidad de Park Geun-hye ha caído del 50% al 5%.