Alemania se ha convertido en la nueva diana contra la que Turquía lanza todos sus dardos.
Alemania se ha convertido en la nueva diana contra la que Turquía lanza todos sus dardos. El último ha sido acusar a Berlín de respaldar a Fethullah Gülen, el clérigo al que Ankara responsabilizan de la intentona golpista del año pasado.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, también ha acusado a la canciller alemana Angela Merkel de proteger a terroristas del partido kurdo PKK, algo que Berlín ha tildado de “absurdo”. Y es que al gobierno turco no ha gustado nada la manifestación de unos 30.000 kurdos que el sábado recorrió el centro de la ciudad alemana de Fráncfort para protestar contra Erdogan y contra el referéndum de abril con el que quiere incrementar sus poderes. Una marcha en la que se desplegaron símbolos del proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán y de su líder encarcelado, Abdulá Öcalan, aunque la policía alemana trató de impedirlo.
En un mítin multitudinario, el presidente turco ha llamado este domingo una especie de invasión social y cultural turca de Europa:
“Este es un llamamiento a mis conciudadanos, a mis hermanos que viven en Europa. Los lugares en los que vivís y trabajáis son vuestro nuevo hogar. Aferráos a esos lugares con fuerza. Abrid nuevas empresas. Haced que vuestros hijos se eduquen en los mejores colegios. Vivid en los mejores vecindarios, en las mejores casas. Conducid los mejores coches. Y no tengáis tres, sino cinco hijos”, afirmó.