Cristina fue secuestrada en Irak cuando tenía 3 años. Ahora, con 6, ha conseguido volver con sus padres que viven en un campo de refugiados. No se acuerda de ellos. Esa es la gran tarea que tiene su familia por delante.
Abrazos y gritos de alegría. Estamos en el norte de Irak, en un campo de refugiados. Allí vive la familia de Cristina, una niña de seis años que fue secuestrada por el autodenominado Estado Islámico cuando ella solo contaba con tres. Sus padres, de confesión cristiana, huían en autobús de su ciudad, no muy lejos de Mosul, cuando los yihadistas le arrebataron a la pequeña de los brazos. Ahora intentan que la niña se acostumbre de nuevo a vivir con ellos.
“Estamos intentando que comprenda lo que no sabe. Este es casi su primer día aquí, pero nos vamos a esforzar para que entienda quién es su madre y su padre”, señala la progenitora de la pequeña.
El tiempo sin su hija se les ha hecho largo a la familia en este campo de refugiados. Sin noticias de ella durante meses la esperanza de recuperarla surgió el pasado mes de octubre cuando comenzó la ofensiva sobre Mosul. En esta importante ciudad continúan aún las batallas barrio a barrio contra el Estado Islámico. En las últimas horas las autoridades iraquíes han conseguido recuperar el control de Al Znyili, en la parte oeste. La tarea ahora allí es bien distinta: eliminar los explosivos de las callas y desactivar las bombas que los yihadistas han situado en 16 casas de este barrio.