PUBLICIDADLuces contra la oscurantismo. Esa es la idea detrás de una marcha con antorchas que llevaron a cabo este martes cientos de profesores por las calles de Bogotá. Porque en Colombia, más allá de la atención internacional centrada en el proceso de paz, hay sectores sociales, como el de la educación pública, en los que se siente un hondo malestar.
“Nosotros estamos marchando hoy y toda esta semana. Llevamos casi un mes de paro por la dignificación de la profesión docente, porque no hay recursos. ¡Qué tristeza de país que no haya recursos para la educación!”, dice una profesora participante en la marcha.
Tras un mes de protestas, los profesores declararon la semana pasada un cese indefinido de sus actividades. El presidente colombiano Juan Manuel Santos les ha ofrecido un incremento salarial del más del 8 por ciento, dos puntos por encima del acordado al resto de los funcionarios, pero los problemas de la educación pública van más allá, como explica Carlos Fredy, un profesor de Medellín que se ha encadenado en su colegio: “ Decidí encadenarme como una manifestación de protesta por todas las injusticias que se vienen dando en la educación pública y todo el definanciamiento que se viene dando en la institución educativa”, afirma.
Mientras tanto, las aulas permanecen vacías. Ocho millones de niños están afectados por la huelga, que, no obstante, cuenta con un fuerte respaldo social. El Gobierno Santos dice que el incremento de los recursos en educación es una de sus prioridades, pero el dinero no llega y los ánimos se encienden.