Por Luis Carballo
con REUTERS
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La isla está sufriendo una escasez de combustible a gran escala a causa del huracán María. Conseguir gasolina o diésel es la misma pesadilla: una larga hilera de bidones rojos, una espera de horas y ni siquiera así es seguro conseguir unos litros de carburante. Millones de personas en este estado libre asociado de Estados Unidos están sufriendo la penuria.
Alrededor del 97% de los 3,4 millones de residentes seguían el miércoles a oscuras, una semana después de que el huracán María golpeara la isla.
También faltan alimentos y agua. Se ven las mismas colas para conseguir unos litros de los camiones cisterna que están abasteciendo a la población. Casi la mitad de la población se ha quedado sin agua potable.
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