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Ante más de dos mil delegados y flanqueado por dos de sus predecesores en el cargo, el presidente de China y secretario general del Partido Comunista, Xi Jinping, abrió este martes el decimonoveno congreso de la formación en Pekín.
En su discurso en el Gran Palacio del Pueblo, Xi defendió las grandes líneas de su trabajo desde 2012, año del último congreso. El mandatario afirmó desde el estrado que China había vivido en estos años “cambios históricos” y anunció una “nueva era para el socialismo chino”. Xi destacó un crecimiento económico y estable, el refuerzo de las fuerzas armadas, la lucha contra la corrupción y la creciente presencia de Pekín en el exterior a todos los niveles.
Una larga lista de éxitos que podría ayudar al presidente chino a consolidar su liderazgo en este congreso con el objetivo de seguir siendo el hombre más poderoso del país. Algo que Xi podría conseguir incluyendo algunas de sus teorías políticas en los estatutos del Partido Comunista o desempolvando incluso el cargo de presidente de la formación anulado en 1989.
El futuro de la isla de Taiwán o las violaciones de Derechos Humanos denunciadas por varias organizaciones internacionales son dos de los asuntos que podrían empañar este congreso clave para futuro político de China.