El papa Francisco ha evitado hacer referencia a la minoría rohinyá durante su esperado discurso ante las autoridades birmanas, incluida la Premio Nobel de la Paz y presidenta de facto Aung San Suu Kyi.
Altos cargos de la Iglesia Católica birmana habían recomendado encarecidamente al pontífice no utilizar el término "Rohinyá" y en general a la represión de esta minoría étnica y religiosa musulmana que algunas organizaciones humanitarias no dudan en calificar de limpieza étnica y el presidente francés llegó a tachar de "genocidio".
La antigua Birmania cuneta con unos 700.000 católicos que no querría verse enfrentada a los elementos más radicales de la mayoría budista, como ocurrió en el año 2012 en pleno paroxismo del movimiento nacionalista anti musulmán.
Así, en su discurso, Francisco ha hecho solo alguna sutil referencia a la crisis del pueblo rohinyá, refiriéndose a los sufrimientos sufridos por años de conflictos internos en Myanmar, y pidiendo un futuro en paz y en democracia para "todos los grupos sin excluir ninguno".
El papa se reunió ayer con el polémico general de las Fuerzas Armadas Min Aung Hlaing, señalado como el responsable de la presunta limpieza étnica. Se trató de una visita "de cortesía" en la que el general negó que haya ninguna discriminación entre los grupos étnicos de Myanmar.
Algunas ONG como Human Rights Watch habían pedido explícitamente al papa que interviniera sin rodeos en defensa de esta minoría que ahora se debate entre el éxodo y la persecución.