Lo confirman medios rusos. Moscú habla de "desinformación".
La prensa rusa confirma que numerosos mercenarios rusos murieron en Siria en bombardeos de la aviación estadounidense, en el que sería el choque más mortífero entre los antiguos enemigos desde la Guerra Fría. El ministerio de Exteriores ruso habla de un claro ejemplo de "desinformación".
Los mercenarios luchaban con las fuerzas pro-Asad, en la provincia de Deir al Zur, contra las Fuerzas de Siria Democrática, lideradas por los kurdos y apoyadas por Washington.
Entre los fallecidos estaba Stanislav Matveyev, originario del sur de Rusia. Tenía 38 años, una esposa y dos hijos. Su viuda ha explicado que fue asesinado el 7 de febrero y que fue informada de ello, por teléfono, dos días después. También, que su marido fue a Siria por sus convicciones patrióticas, y por dinero. Antes de su muerte, ella había recibido 109.000 rublos, unos 1.500 euros.
El Ejército estadounidense señaló que el bombardeo de hace una semana dejó un centenar de muertos y entre 200 y 300 heridos, sin precisar cuántos serían rusos.
El grupo opositor ruso Conflict Intelligence Team, que investiga la cara oculta de las campañas militares rusas, calcula que habría una treintena de compatriotas entre los fallecidos. Asegura que pertenecían al llamado Grupo Wagner, una supuesta compañía militar privada, que en realidad sería una unidad creada y financiada por el Gobierno de Moscú.
El ministerio de Defensa ruso ha asegurado que no había militares rusos en la zona del bombardeo, asegurando que los milicianos pro-Asad actúan por cuenta propia. El Kremlin nunca ha reconocido que mercenarios rusos luchen con las fuerzas regulares rusas en Siria.