¿Quo Vadis, Italia? El primer ministro designado, Carlo Cottarelli, se ha vuelto a reunir con el presidente Mattarella en medio de un clima de confusión política total, en la que nadie sabe si habrá un nuevo Gobierno o se convocarán nuevas elecciones.
PUBLICIDADEl primer ministro designado, Carlos Cottarelli, se ha vuelto a reunir este miércoles con el presidente de la República, Sergio Mattarella, en un clima de confusión política total. Cottarelli busca un apoyo que los partidos políticos le niegan, y las fuerzas más votadas en las elecciones del pasado mes de marzo, La Liga y el Movimiento 5 Estrellas, dan por hecho que el parlamento lo rechazará.
El populista Luigi di Maio, líder del Movimiento 5 Estrellas, insiste en formar un Ejecutivo de coalición con la Liga y trata de negociar un gabinete que Mattarella pueda aceptar:
"Queríamos hacer un gobierno de cambio para apaciguar a los mercados, pero no se nos permitió y esto creó grandes problemas, el diferencial de la deuda está aumentando y los índices del mercado no van bien".
Sin embargo, el líder de la derechista Liga, Matteo Salvini, se ha dado por vencido y prefiere que se convoquen nuevas elecciones. Ante las cámaras, se dirigía así al presidente de la República:
"Saludos, Mattarella. Intentamos formar gobierno pero nada es lo bastante bueno para ti. Así que, saludos".
Salvini pasa al contraataque
El líder de La Liga ha pasado directamente al contraataque y ha convocado a los italianos a acudir el próximo fin de semana a las plazas de toda Italia para firmar una petición de reforma constitucional para que el cargo de Presidente de la República sea de elección directa y no se haga por vías parlamentarias.
Mattarella enterró antes de su nacimiento el gobierno de coalición entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga al vetar al hombre que habían elegido como ministro de Economía, Paolo Savona, un economista octogenario famoso por su feroz oposición al euro. El presidente encargó entonces al tecnócrata Cottarelli la tarea de formar un nuevo Ejecutivo. Mientras tanto, la Unión Europea teme que la crisis italiana le estalle en las manos.