Macron, con el agua al cuello

PUBLICIDAD

Alexandre Benalla es el hombre que simboliza el comienzo de la calle de la amargura para Emmanuel Macron.

Benalla fue convocado este miércoles por el Comité de Investigación del Senado. Este ex encargado de seguridad del Presidente de la República, premiado por el Elíseo, se ha definido como un simple "coordinador" responsable de logística.

Negó haber sido el guardaespaldas del jefe de Estado y fue ambiguo sobre las condiciones de su contratación.

Aún quedan dudas sobre cómo obtuvo el armamento que se le entregó y el por qué de su presencia junto a los antidisturbios durante la manifestación del Primero de Mayo en París. Alexandre Benalla fue grabado golpeando a dos manifestantes.

Desde esta controversia que agitó todo el verano francés, Macron encadenó más reveses.

Después de la sombría dimisión de su emblemático ministro de Ecología, Nicolas Hulot, le toca al Ministro del Interior decidir sobre su futura despedida. Gérard Collomb ha anunciado su deseo de volver a presentarse a la alcaldía de Lyón, por lo que abandonará el ministerio después de las elecciones europeas.

Para intentar evitar la contínua caída, el presidente multiplica las iniciativas -plan contra la pobreza, plan de salud- pero apenas asoma la cabeza del agua.

Para el corresponsal de euronews en París, Stefan de Vries "Cuando estalló el escándalo Benalla a mediados de julio Emmanuel Macron lo calificó de tormenta en un vaso de agua. Pero dos meses después podemos constatar que este asunto ha disminuído seriamente su credibilidad no solamente en Francia sino también en Europa.

Después de Benalla la dimisión de Nicolas Hulot y las malas cifras económicas del país los dirigentes europeos han empezado a dudar de su capacidad para reformar Francia y Europa. Va tener necesidad de algo más que de su encanto, va a necesitar muy buenos argumentos para convencer a sus homólogos europeos de que sigue siendo el hombre del momento".