En Indonesia los cuerpos no paran de amontonarse. Según el último balance oficial al menos 832 personas murieron el pasado viernes a consecuencia de los seísmos y el tsunami que sacudieron las islas Célebes. Más de medio millar de personas continúan hospitalizadas y otras 16.500 están desplazados
En Indonesia los cuerpos no paran de amontonarse. Según el último balance oficial al menos 832 personas murieron el pasado viernes a consecuencia de los seísmos y el tsunami que sacudieron la isla Célebes. Más de medio millar de personas continúan hospitalizadas y otras 16.500 están desplazadas.
Las autoridades del país tienen que hacer frente a esta catástrofe, con escasez de recursos y apagones eléctricos. Solo a vista de pájaro se puede contemplar la magnitud de lo ocurrido: edificios completamente derrumbados, carreteras cortadas, sin apenas combustible e incluso no es posible utilizar toda la pista de aterrizaje del aeropuerto de Palu.
La seguridad es otro problema por los robos en comercios y viviendas o los presos que se han evadido de una cárcel en Donggala aprovechando los daños causados por los terremotos.