Decenas de miles de personas acuden cada año al festival de globos aerostáticos y fuegos artificiales de Taunggyi, pese a los accidentes frecuentes, como el que en esta edición ha dejado un muerto y varios heridos.
Taunggyi, un pequeño pueblo en las montañas de Myanmar, la antigua Birmania, se transforma una vez al año. Decenas de miles de birmanos acuden desde todo el país para asistir a un festival nocturno de globos aerostáticos inspirado por las tradiciones budistas.
Los globos, iluminados, se elevan en la oscuridad, en un baile onírico que culmina en un estallido de fuegos artificiales, que caen en cascada desde el cielo sobre el público encandilado.
Tun, una joven profesora, ha venido con sus amigos. "Hay dos tipos de globos. Los primeros son linternas, los otros llevan fuegos artificiales. Yo prefiero los de fuegos artificiales", explica.
Los globos son elaborados durante semanas por equipos que aspiran a ganar un premio de varios miles de euros.
Sin embargo, las autoridades birmanas empiezan a temer esta celebración, pues en todas las ediciones se producen accidentes como el ocurrido este año, cuando un globo cayó sobre la multitud y se incendió dejando un muerto y varios heridos.