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'Milagro' conservador en las elecciones legislativas australianas

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Derechos de autor Reuters
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Por Yaiza Martín-FradejasFrancisco Fuentes
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El candidato laborista, Bill Shorten, reconoce su derrota. El actual primer ministro, el conservador, Scott Morrison, gana las legislativas contra pronóstico y podrá continuar al frente del Ejecutivo.

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No habrá cambio en Australia. La coalición conservadora continuará en el poder.

El candidato laborista, Bill Shorten, ha terminado por reconocer su derrota en las elecciones generales celebradas este sábado. El escrutinio ha dejado a los laboristas con la miel en los labios en contra del vaticinio de las encuestas.

"Siempre he creído en los milagros", ha dicho el actual primer ministro, Scott Morrison, del Partido Liberal, que podrá renovar su mandato. Morrison ha agradecido el apoyo de los "australianos tranquilos" que han llevado al líder conservador a la victoria en los comicios. Entre sus promesas, una bajada de los impuestos e incentivos para las empresas.

Habrá que esperar al recuento definitivo para conocer si el reparto exacto escaños permite a Scott Morrison conservar una mayoría suficiente para garantizar la gobernabilidad del país.

Las proyecciones de la Comisión Electoral Australiana, que no son definitivas, otorgaron unos 74 escaños a la coalición gobernante, a dos asientos de la mayoría absoluta, frente a unos 67 que atribuía al Partido Laborista, mientras que varios independientes también consiguieron entrar en la Cámara Baja.

El líder opositor Bill Shorten admitió la derrota al anunciar que "sin querer mantener falsas esperanzas, mientras aún faltan contar millones de votos e importantes escaños por finalizar, es obvio que los laboristas no serán capaces de formar el próximo Gobierno".

El exsindicalista también precisó que llamó a Morrison para felicitarlo por la victoria y adelantó que dejará el liderazgo de su partido para dar paso a un nuevo líder, aunque seguirá en el Parlamento como legislador.

Los liberales celebran la victoria, a pesar de que se desconoce si la coalición podrá gobernar sin alianzas con otras formaciones. Uno de los pesos pesados de la coalición, el ex primer ministro Tony Abbott no renovó el escaño que ocupó durante 25 años.

Para gobernar en mayoría en Australia se necesitan 76 de los 151 escaños, de lo contrario se tienen que realizar alianzas con los independientes y partidos minoritarios de la Cámara Baja.

Otras formaciones que han conseguido escaños en el Legislativo son el Partido Australiano de Katter, que representa a los intereses rurales, el Partido Verde y la Alianza de Centro, además de otros cuatro independientes.

Los resultados de la jornada electoral han sido toda una sorpresa para los laboristas, quienes partían como favoritos en la encuesta de Newspoll de este mismo sábado que les daba una ventaja de tres puntos porcentuales frente a la coalición conservadora.

Los laboristas, que entraron a la contienda electoral bajo el liderazgo de Shorten con una de sus más ambiciosas propuestas en décadas, no obtuvo los votos que esperaba, especialmente en el estado de Queensland (noreste).

Los laboristas se comprometieron a reducir el 45 por ciento de los gases contaminantes para 2030, respecto a las emisiones de 2005. Una parte importante de los electores en Queensland están a favor del proyecto de explotación de una gigantesca mina de carbón.

En estos comicios legislativos también se renuevan 40 de los 76 representantes al Senado, que no participa en la elección del primer ministro pero es relevante para la aprobación de leyes.

En la pasada legislatura, Morrison se vio obligado a negociar intensamente en la Cámara Alta con los partidos minoritarios y los independientes, entre ellos el xenófobo Una Nación, para sacar adelante algunas iniciativas.

Por su lado, el multimillonario Clive Palmer, al que compran con Donald Trump, parece que a pesar de gastar miles de millones de dólares en su campaña no logrará ocupar un puesto en el Senado.

Fuentes adicionales • EFE, AFP

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