Homenaje a una figura histórica en Hungría. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán y su mujer depositaron rosas blancas en la tumba de Imre Nagy. Este domingo, se cumplieron treinta años del entierro, en Budapest, del añorado reformador comunista
PUBLICIDADHomenaje a una figura histórica en Hungría. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán y su mujer depositaron rosas blancas en la tumba de Imre Nagy. Este domingo, se cumplieron treinta años del entierro, en Budapest, del añorado reformador comunista. Nagy quería implementar una versión menos dura del comunismo pero Moscú envió tanques en 1956 para aplastar la revuelta. Fue detenido y ahorcado el 16 de junio de 1958. Su nuevo entierro, el mismo día de 1989, reunió a decenas de miles de personas en la 'Plaza de los Héroes'. El acto supuso, para muchos, el acontecimiento clave que anunció el fin del comunismo en Hungría. También fue la primera vez que un joven político liberal, Orbán, entró en escena con un discurso en la plaza en el que pidió que el ejército soviético abandonara Hungría. Hoy está acusado de reprimir la investigación independiente en historia y ciencia, y de pretender reescribir la historia húngara. Las instituciones europeas vigilan la existencia de un riesgo claro de violación grave, por parte de Hungría, del Estado de Derecho y de la democracia.