Los indicadores del país, tras cumplir con Bruselas y el FMI, muestran mejoras mientras que el Gobierno presenta medidas para aliviar a la población
Han sido ocho años de duros programas de ajuste con la estrecha vigilancia de Bruselas y el Fondo Monetario Internacional. Pero Grecia ha comenzado a ver la luz: la economía está creciendo y la tasa de desempleo baja. El Gobierno incluso presentó "medidas específicas, elaboradas y planificadas a largo plazo para apoyar las perspectivas de crecimiento en los próximos años y proporcionar un alivio inmediato a la mayoría de la población", según el primer ministro Alexis Tsipras.
El país ha vuelto a los mercados internacionales. No solo para financiarse sino para emerger como un autentico imán para muchos fondos de inversión. "Los activos griegos han estado en mínimos históricos durante los últimos 8 ó 9 años. Los precios han caído en picado en casi todos los sectores: logística, mercancías, inmobiliario y, sobre todo, en el mercado de valores. Ahora vemos que el capital fluye, empezando por el mercado de valores", explica Pantelis Papadopoulos, gestor de fondos.
Entonces, ¿Grecia es una historia de éxito? Aún está por verse. Los datos muestran que el país dejó atrás la crisis económica y los programas de rescate. Pero las cargas del pasado aún pesan sobre la gente. El mayor lastre para los ciudadanos han sido los impuestos. Para llenar las arcas del Estado, la gente ha tenido que vaciar sus bolsillos, como detalla Kostas Sfakakis, asesor fiscal de la Federación de Empresas Helenas: "La familia griega media, de dos hijos y con una persona trabajando, ha sufrido en los últimos diez años un aumento de los impuestos y de las cotizaciones de los empleados que supera el 35%. Pagamos impuestos directos e indirectos que equivalen a un país escandinavo, sin disfrutar de los mismos beneficios sociales".
Miles de hogares tienen deudas insoportables. La deuda privada se ha disparado del 66% al 137% del PIB durante la crisis. Todos los días, los abogados que prestan servicios de asesoramiento reciben a decenas de ciudadanos que piden ayuda. Uno de ellos es Stratis Nikolakeas: "Dos tercios de la deuda privada provienen principalmente de personas que han visto caer su pensión o su salario un 40% o 50% o incluso peor, han quedado desempleadas. Muchas parejas en Grecia se vieron obligadas a enfrentarse al desempleo de larga duración. Un número importante tuvo que ser apoyado por padres jubilados."
Teniendo todo lo anterior en consideración, es fácil entender que hay ciertas ganas de celebración en Grecia tras el final del programa de rescate. Y también son comprensibles los motivos por los que el Gobierno sufrió una amarga derrota en las elecciones europeas.