Algas para resolver el tratamiento de las aguas residuales

En colaboración con The European Commission
Algas para resolver el tratamiento de las aguas residuales
Por Cyril Fourneris con Aurora Vélez
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Un grupo de investigadores italianos y eslovenos participan en el proyecto europeo Saltgae. Cultivan microalgas que absorben los nutrientes de las aguas residuales industriales. Un tratamiento barato y ecosostenible.

La industria agroalimentaria genera gran cantidad de agua contaminada. Los métodos habituales para tratar estos vertidos son amenudo muy costosos y poco ecológicos. Sin embargo, un proyecto europeo SaltGae, está logrando que, a base de microalgas, la contaminación de esas aguas residuales se reduzca. El modelo podría aplicarse "in situ" en las plantas industriales. Los investigadores sostienen que es más barato y ecosostenible que el tratamiento tradicional.

La empresa italiana Archimede Ricerche, situada en Camporosso, al noroeste de Italia, participa en el proyecto europeo SaltGae. Los científicos que trabajan en él, cultivan microalgas en unos invernaderos, que se alimentan de los nutrientes presentes en las aguas residuales en exceso, y que sin embargo constituyen el alimento que las algas precisas para desarrollarse. 

Según Silvio Mangini, director téncico del proyecto, "la fotosíntesis es tan antigua como el inicio de la vida en la Tierra y permite reducir la factura del tratamiento convencional las aguas contaminadas y al tiempo, hacer que éstas se transformen en un recurso". Mangini explica que "el proceso de las microalgas, dentro del proyecto SaltGae prevé la utulización de agua procedente de las centrales lácteas. Agua, que primero hay que purificar antes de pasar a la segunda etapa, en la que contribuirá al desarrollo de micro algas", dice señalando unas cubetas, situadas detrás de él y repletas de un líquido verduzco. "A partir de ahí, las cosechamos. Una parte del agua tratada está depurada y ya no contiene sustancias contaminantes", dice, "y por otro lado disponemos de biomassa, que es un producto con un alto valor añadido, y que podrá venderse el en mercado, después de haber sometido las algas a estrictos controles de calidad."

Éstas nacen en un laboratorio, donde se cultiva especialmente una: la espirulina. Este alga milenaria posee una larga lista de virtudes, pero la más importante para estos investigadores es que crece en aguas muy salinas.

Daniele Carlini, jefe de producción del proyecto afirma que "este alga es capar de almacenar lo que nosotros denominamos los "contaminantes", que son el resultado de diferentes procedimientos industriales, por ejemplo: los nitratos, los principales nutrientes para el crecimiento de las algas. Éstas los almacenan, como proteínas, en sus tejidos gracias a la fotosíntesis, por eso la concentración de algas aumenta en los tanques de cultivo."

Sol, CO2 y aguas residuales: es todo lo que se necesita para que estas algas absorban los contaminantes y crezcan. En esta planta se producen hasta 20 kilos diarios. Una vez secas, se pueden vender para producir cosméticos, fertilizantes, alimentos para animales o incluso se utilizan en las impresiones en 3D. Los industriales tienen pues la oportunidad de reciclar sus aguas residuales.

Una empresa eslovena, especializada en el tratamiento de cuero, en Ljubljana, ha llevado a cabo un test a gran escala. El agua que sale de su almacén es tres veces más salada que la del mar, por lo que es muy caro tratarla con métodos convencionales, que requieren mucho oxígeno. El tratamiento de las aguas residuales de la empresa, a través del cultivo de algas, tiene un coste ínfimo y su producción es sostenible.

Según Robert Reinhardt, director técnico de SaltGae "en principio, se ahorra aproximadamente entre el 50 y el 70 por ciento de la enegía que se emplea en el tratamiento de las aguas residuales. Menos consumo de energía y de CO2. Pero hay otro factor muy importante: más nutrientes en la biomasa. Por lo tanto, tenemos menos problemas de "eutrofización", podemos reciclar los nutrientes en lugar de liberarlos en el medio ambiente, y así evitar los efectos nocivos sobre el mismo."

Las labores de investigación continúan para potenciar el valor añadido de las algas y mejorar la rentabilidad de las instalaciones. El objetivo es que haya más plantas de este tipo en Europa y fomentar, así, la economía circular.

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