El Baja patrulla el río Tisza, que marca la frontera entre Hungría y Serbia. Muchos inmigrantes son cogidos, pero vuelven a probar suerte hasta diez veces. La semana pasada se registraron casi 700 intentos.
El dragaminas húngaro Baja sale a patrullar por el río Tisza, en la frontera con Serbia. Ha recibido órdenes de acudir a la zona para evitar que migrantes y refugiados lo crucen.
El Gobierno húngaro esgrime que el número de inmigrantes ha aumentado en las dos últimas semanas. La pasada se produjeron casi 700 intentos de pasar la frontera ilegalmente. Eso no significa que 700 inmigrantes intentaran colarse en la Unión Europea, pues muchos prueban suerte una y otra vez si son cogidos.
Inmigrantes organizados y muy bien equipados
El viceministro de Defensa Szilárd Németh asegura que su país sufre una especie de asedio.
"Si vienen en grupos, siempre hay un líder. Tienen una equipación excelente. Hemos encontrado visores nocturnos e incluso un sensor del terreno, cúters para cortar las vallas, palas, mapas, lista de direcciones, teléfonos de taxis, tienen todo esto. Están muy bien preparados para cruzar la frontera húngara".
Al otro lado, en Serbia, también es evidente el mayor número de migrantes. Pero la situación sigue siendo mucho mejor que en 2015. Y, por lo que se sabe hasta ahora, no se producen altercados entre migrantes y la población local. El coordinador de refugiados del pueblo fronterizo de Kanjia aseguraba a Euronews que algunas personas sí consiguen atravesar la verja fronteriza.
El peligro del agua helada
Muchos piensan que pueden hacerlo, creyéndose las mentiras de los traficantes de personas. Algunos ya lo han intentado hasta diez veces.
"Si hablas con los migrantes que están aquí, te dicen que sus familiares están en Austria, que sus amigos están del otro lado de la frontera, etc", cuenta Róbert Lackó. "Desgraciadamente, esto los anima. Sabemos que la comunicación entre ellos es muy buena".
Pero unos pocos minutos en el agua helada son suficientes para que algunos mueran congelados. Las autoridades esperan que el dragaminas disuada a quienes intentan cruzar el Tisza.
"Este barco opera durante toda la jornada en la frontera entre Hungría y Serbia", cuenta el enviado especial de Euronews Ádám Magyar. "Su tripulación busca migrantes con visores nocturnos, detectores termales y radares. Dicen que casi todos los días encuentran a alguien".