Casi un millón de civiles desplazados están atrapados en la espiral bélica en Siria

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Por Isidro Murga
Casi un millón de civiles desplazados están atrapados en la espiral bélica en Siria
Derechos de autor  AP

Bombardeos en Idlib y bombardeos en Damasco. Los primeros reflejan la crudeza de la ofensiva del Ejército sirio, apoyado por Rusia, contra los últimos bastiones rebeldes en la provincia norteña de Idlib. Los segundos ataques los ha llevado a cabo Israel en el sur de la capital siria teniendo como blanco a milicias de la Yihad Islámica palestina y los Guardianes de la Revolución iraníes y han dejado al menos seis muertos.

Turquía también bombardea el norte de Siria en ataques de represalia contra las fuerzas leales a Bashar al Assad tras la muerte de un soldado turco. Una espiral bélica que sufren los cientos de miles de desplazados que hay en la región.

"Esta casa es la décima que he tenido que dejar. Tan pronto nos instalamos en un sitio, en uno o dos meses comienzan los bombardeos, y tenemos que huir a otra zona. Hoy, nos vamos una vez más, sabe Dios dónde acabaremos", explicaba un desplazado antes de partir rumbo a la frontera.

La mayoría de los desplazados se dirigen a Turquía, pero la frontera está cerrada. El país vecino acoge ya a cerca de cuatro millones de refugiados sirios y no está dispuesto a recibir una nueva oleada. Precisamente, inició su despliegue militar en Siria alegando que necesitaba crear una zona segura para los civiles que huían de los combates. Una pretendida seguridad que nadie siente en la frontera:

"Yo no elegí ir a Turquía. Para mí, Siria es más valiosa que todo el oro del mundo, pero tengo que hacer algo. Necesito dormir, un refugio, vivo en una tienda de campaña y necesito un refugio para mí y mis hijos, tengo que darles abrigo", sentenciaba otro desplazado.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, se reunirá el mes que viene con los líderes de Rusia, Francia y Alemania para hablar de la situación en Idlib. Mientras tanto, los organismos de ayuda humanitaria no dan abasto para atender a los más de 900.000 desplazados que hay en el norte de Siria. La mayoría duermen a la intemperie con temperaturas bajo cero.