Los migrantes alentados por las fuerzas turcas a cruzar la frontera con Grecia

El pueblo fronterizo de Karaagac en Turquía está a 2 kilómetros de la frontera con Grecia. Es el último punto al que la policía turca permite ir a los periodistas. Pero los migrantes pueden seguir vagando por los campos, lechos de ríos y bosques con fardos con sus únicos bienes en sus manos. Dicen que la policía turca no les causa problemas, pero los alienta a llegar a la frontera y que, además de los refugiados sirios, hay un gran número de refugiados de Afganistán, Pakistán e Irán.
Uno de los hombres en la frontera viene de Irán. Pero lleva dos años en Turquía. "No puedo volver a mi país, porqué hay un virus y no hay trabajo. Mi familia está en Inglaterra. Y vienen aquí. Dicen que la frontera está abierta, yo vengo aquí pero no está abierta. Hace una semana que estoy aquí" ha explicado.
En Erdine y sus alrededores, cientos de migrantes han estado durmiendo en el suelo en la estación de autobuses o en campos de toda la ciudad y en el campo. Los migrantes que tratan de cruzar la frontera terrestre de Turquía hacia Grecia aseguraron este sábado que están decididos a seguir adelante con sus planes, a pesar de los grandes esfuerzos de las autoridades griegas para impedir que entraran. Muchos migrantes pasaron otra noche acampados cerca de la estación de autobuses en la ciudad fronteriza turca de Edirne, esperando el transporte que los llevaría a la frontera.
Uno de ellos es Mohammed que tiene 39 años y viene de Siria. Mohammed ha asegurado que "en Siria ahora, los aviones rusos están bombardeando. Irán también está involucrado en la guerra. También están Hezbollah y Bashar al Assad. Están todos en Idlib. Todos están luchando en Idlib. Quiero decir, la vida se volvió muy difícil. No hay vida en Siria".
La escalada de la crisis humanitaria ha atrapado a miles de sirios entre guardias fronterizos griegos armados y funcionarios turcos acusados de utilizar la desesperación de los migrantes como moneda de cambio geopolítico. Turquía teme tener que hacer frente a una nueva oleada de migrantes mientras las fuerzas sirias, apoyadas por Rusia, prosiguen su ofensiva, que ya ha empujado a cientos de miles de personas hacia la frontera turca desde principios de diciembre.