Pese a la pandemia de coronavirus, las autoridades bielorrusas permiten la presencia de ciudadanos en los partidos de la máxima división de la liga local de fútbol. Pero muchos prefieren evitar el peligro y no acudir a los estadios.
Aunque no se escuchen sus gritos de ánimo, sí se nota su presencia en las gradas. El FC Dynamo de Brest, en Bielorrusia, suple con maniquíes, la falta de aficionados en su estadio. Pese a la pandemia de coronavirus, las autoridades bielorrusas permiten la presencia de ciudadanos en los partidos de la máxima división de la liga local de fútbol. Pero muchos prefieren evitar el peligro y no acudir a los estadios. Aunque, para algunos, el amor al equipo de la localidad situada en el sudoeste del país, en la frontera con Polonia, es superior al riesgo de un posible contagio.
"El fútbol se basa en emociones, en competir, en la rivalidad entre dos oponentes. Creo que es difícil apreciar estas emociones de manera virtual en comparación con lo que se siente en la vida real", afirma un aficionado que responde al nombre de Kirill.
Cualquier hincha puede ver su rostro en el estadio del equipo 'blanquiazul'. Basta con enviar su foto y en el club se encargan de colocarla en uno de los maniquíes preparados para la ocasión en las gradas. La liga bielorrusa gana adeptos en el mundo y se multiplican los telespectadores ávidos de fútbol en directo.