La mafia llega donde el Estado no: Así aprovecha la mafia la pobreza que deja la COVID en Italia

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Por Monica Pinna
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En Italia, la pandemia de la Covid-19 ha empujado a un millón de personas a la pobreza mientras que otros 8 millones están temporalmente desempleadas. Las mafias regionales del país están listas para llenar los vacíos donde el Estado no puede ayudar

El día comienza temprano en Scampia, uno de los barrios más desfavorecidos de Nápoles. Bajo un nombre falso, Marco y su familia se las han arreglado para volver a trabajar después del confinamiento. Son trabajadores informales en una ciudad que alguna vez fue el epicentro del tráfico de drogas del grupo criminal "La Camorra".

La mafia sigue prosperando en este lugar y la pandemia ha creado nuevas oportunidades para que se aproveche de la creciente pobreza y desesperación. "Somos cinco personas y vivimos casi sin nada. Doscientos euros, doscientos cincuenta... Venimos aquí dos veces por semana tratando de ganar algo", dice Marco, uno de los trabajadores irregulares.

Marco trabajó como herrero con su padre hasta 1996. Desde entonces, ha hecho todo tipo de trabajos, pero nunca los declara. Para él, el trabajo en negro "es como una derrota, de verdad. El trabajo en negro no es bueno, pero hay que hacerlo para sobrevivir".

Marco pidió una vivienda social en 2012, pero no ha recibido respuesta. Se mudó a un piso en uno de los llamados "Vele" hace diez años. Estas urbanizaciones de Scampia se han convertido en un emblema de la anarquía, "tolerada", pero totalmente abandonada por el Estado. Aquí Marco ha logrado construir un refugio.

"Afortunadamente puedo ahorrar algo de dinero. No estoy orgulloso de ello, pero no pago alquiler ni electricidad. Estamos ilegalmente en este lugar. Esta es la única manera en que podemos sobrevivir. Si tuviéramos que depender del Estado, nos habríamos muerto de hambre. No vienen por aquí para ver lo que está podrido y lo que está sano. Nos abandonaron, eso es todo", explica.

Italia tiene alrededor de tres millones de trabajadores irregulares. Un millón están en el sur. La región de Campania es la que más tiene, con más de 400.000 trabajadores informales. Para el Estado no existen.

Ser invisible, para los trabajadores informales, significa no tener ingresos ni apoyo social durante los más de dos meses de confinamiento. Esto los convierte en presa fácil para la Camorra.

La economía informal de Italia genera alrededor de 80.000 millones de euros al año, lo que representa casi el 40% de la evasión fiscal del país.

Según el Fiscal Nacional Antimafia Federico Cafiero de Raho, el reconocimiento del trabajo informal permitiría a las instituciones recuperar ese dinero en impuestos e invertir más en políticas sociales. "La pobreza es el primer punto de intervención de las diferentes mafias italianas, tanto para el reclutamiento como para la obtención de poder social. Hay jóvenes que consideran que el apoyo de La Camorra es la única forma de satisfacer las necesidades básicas de supervivencia de sus familias", dice Cafiero.

Un millón de Italianos más en situación de pobreza tras la pandemia

Hay organizaciones dispuestas a ayudar y el Gobierno ha aumentado su intervención, pero el coronavirus ha arrastrado a un millón más de italianos a la pobreza con un total de 4 millones de personas que necesitan ayuda alimentaria. La región napolitana de Campania encabeza la lista.

En San Giovanni a Teduccio, un antiguo barrio industrial en decadencia, un almacén que se utilizaba como espacio seguro para las familias necesitadas se convirtió en un centro de distribución de alimentos temporal después del cierre.

Su fundadora Carmela Manco cuenta que "al principio, entregábamos paquetes de comida a las familias que ya conocíamos. Luego se corrió la voz y vino más gente. Así que, de los 30 paquetes de comida iniciales, ahora entregamos 216 cada quince días."

Daniela, nombre ficticio, ha sido voluntaria en la asociación durante años, pero la pandemia la puso del otro lado, necesitada de ayuda. "El coronavirus me ha empujado aún más hacia el borde. Traté de ayudarme a mí misma haciendo algunos trabajos no declarados, limpiando, a veces ayudando a los ancianos. Pero, durante esta crisis me encontré en serias dificultades, porque las señoras no querían que viniera a limpiar y los ancianos tenían miedo de dejarme entrar."

Durante décadas los vecinos han sufrido el férreo control de la Camorra. Hoy en día su poder ha disminuido, pero la gente no siente que las instituciones gubernamentales hayan llenado el vacío. Cuando el marido de Daniela murió, se convirtió en una ciudadana sin derechos. "Al no pagar las cuotas de la seguridad social, no tengo derecho a recibir una pensión. El Estado dice que soy demasiado joven para jubilarme como ama de casa, pero soy demasiado vieja para conseguir un trabajo. Durante esta crisis he sido abandonada. La vida me ha golpeado mucho, pero también lo ha hecho el Estado".

Si bien el Gobierno italiano ha sido criticado por su prolongada falta de apoyo social, por otra parte, las medidas de aplicación de la ley han sido firmes durante años. Después del cierre, la policía espera un aumento de la actividad criminal y está en alerta.

El jefe de Policía Móvil de Nápoles Alfredo Fabbrocini explica: "Tenemos una estrategia flexible. Cambia al mismo ritmo que cambian los patrones del crimen organizado, pero también tratamos de anticipar sus movimientos. Tratamos de entender desde la calle cómo la Camorra está adaptando su actividad y tratamos de frenarla."

El grueso de estas operaciones se mantiene en secreto y es confidencial. Los ojos y oídos de la policía son los "Falchi" o "halcones", policías en moto que van de civil y que recorren los barrios más difíciles de Nápoles.

Por lo general, son los primeros en llegar al lugar de los hechos y enfrentarse a los delincuentes, incluidas las denominadas "baby gangs", grupos de adolescentes, a menudo armados, que suelen estar relacionados con la Camorra. "La Camorra no ha ganado fuerza con el confinamiento. Trata de diversificar sus actividades criminales, ya que necesita ganar dinero. No es más fuerte, sólo está más hambrienta", asegura Fabbrocini.

Las mafias italianas no sólo quieren ganar más, sino que también quieren blanquear sus ingresos ilícitos. La pandemia ha traído nuevas oportunidades.

"Se estima que las mafias italianas ganan más de 30.000 millones de euros cada año sólo por el tráfico de drogas. La Camorra necesita encontrar canales financieros para esconder su dinero y la forma más fácil es a través de negocios, principalmente sociedades de responsabilidad limitada o las que cotizan en el mercado de valores", explica el Fiscal Cafiero de Raho.

Extorsión y usura de la mafia

La gran crisis de liquidez desencadenada por la pandemia golpeó duramente a las pequeñas y medianas empresas. Varias asociaciones antimafia temen que esto pueda convertir el crimen organizado en el mayor "banco" italiano.

Veinte mil negocios no han logrado reabrir después del confinamiento en Campania, la región alrededor de Nápoles. 600.000 empresas solicitaron pequeños préstamos del Gobierno para relanzar la economía. Un tercio no los ha recibido, incluyendo esta empresa familiar de construcción de Rosario, que también es cofundadora de una asociación anti-chantaje.

Cuando el dinero no puede ser devuelto, la Camorra puede hacerse con la gestión del negocio y utilizará esa empresa como conducto para blanquear su propio dinero ilícito

Rosario D’Aangelo, cofundador de la asociación anti usura, recuerda que solicitó un préstamo de 25.000 euros en base al 'Decreto de relanzamiento' del Gobierno. "Lo solicité el 11 de abril y todavía estoy esperando. Mientras tanto, el crimen organizado está listo para hacer una oferta de ayuda que no es otra cosa que usura."

Las diversas mafias italianas lo tienen todo para ganar prestando dinero a empresas en dificultades, incluso cuando sus préstamos ilícitos no pueden ser devueltos. El Fiscal Cafiero dice además que incluso "cuando el dinero no puede ser devuelto, la Camorra se aprovecha de eso. Con el dinero que le corresponde, la Camorra puede hacerse con la gestión del negocio. A partir de ese momento, la mafia utilizará esa empresa como conducto para blanquear su propio dinero ilícito".

La extorsión se suma a la usura. Rosario dice que la Camorra reanudó la recolección de dinero de protección, conocido como "pizzo", tan pronto como se levantó el confinamiento. Dice que la crisis del coronavirus fue un cambio en términos de resistencia al crimen organizado.

"Hay aún más ira, aún más tensión. La pandemia ha hundido a los que ya estaban en crisis. En este período, cuando los extorsionistas aparecen en las obras de construcción para pedir el dinero de la protección, muchos compañeros dicen que no", cuenta Rosario D'Angelo.

El mismo Rosario ha sido víctima de la extorsión. Hoy, con su asociación, ayuda a otros empresarios a denunciarlo. Dice que muy pocos se atreven a desafiar a la Camorra. Tampoco fue fácil para él. "Hasta los años 96-97 mi padre pagó miles de euros a los mafiosos, pero no dijo nada en casa. Cuando me hice cargo del negocio, descubrí lo que estaba pasando. Durante los primeros años pagué, por miedo. Luego, en 2005 decidimos crear una asociación y presenté mi primera denuncia. Hice 18 denuncias que condujeron a seis arrestos en seis ocasiones diferentes y en seis lugares de trabajo diferentes en Nápoles."

Los organismos encargados de hacer cumplir la ley esperan niveles de extorsión sin precedentes a finales de agosto, fecha límite tradicional para que la Camorra cobre. La usura podría aumentar un 30% este año debido a la pandemia, según la oficina local contra la usura de uno de los principales sindicatos de trabajadores.

En respuesta a ello, la asociación antichantaje "SOS Impresa" ha reunido a las asociaciones empresariales, las fuerzas del orden y las instituciones gubernamentales para prevenir la Camorra. Su presidente Luigi Cuomo explica que "ahora nos encontramos en una fase en la que el fenómeno delictivo de la usura está creciendo, pero crece silenciosamente, porque ahora las víctimas necesitan a los que se convertirán en sus prestamistas. Ellos son los que crean esta relación viciada. En un año sabremos cómo de desarrollado estará este fenómeno, este abrazo mortal".

Todo el mundo en la calle siente que la Camorra está estrechando su control, pero nadie hablaría abiertamente de ello por temor a represalias. El vicepresidente de 'Confcommercio Napoli' Luigi Muto dice que normalmente piden ver las pruebas para demostrar lo que está pasando. "Sin embargo, cuando las tenemos, ya es demasiado tarde. El negocio ya ha muerto".

A pesar de los temores de que la ayuda financiera europea llegue a la mafia, las asociaciones e instituciones de Campania insisten en que este dinero es vital para mantener vivos los negocios.

"El dinero está llegando y seguirá llegando en grandes sumas que entregará el Gobierno, que también está repartiendo los fondos de la UE. Estamos poniendo en marcha muchas medidas para evitar que este dinero termine en las manos equivocadas", asegura la comisaria del Gobierno contra la usura Annapaola Porzio.

Hoy en día hay un apoyo social, económico y político para aquellos que rechazan la usura y la extorsión. Hay dinero disponible, así como políticas y asociaciones para ayudarlos. Muchos han pagado con sus vidas para que esto suceda.

Asesinado por negarse a pagar la 'protección'

Mimma Noviello es una de las cuatro hijas de Domenico. Fue un empresario local asesinado en 2008 por uno de los clanes más sangrientos de la Camorra, los Casalesi. Se había negado a pagar el "pizzo", el dinero de la protección. "Reunió a la familia y hablamos todos juntos. Básicamente nos pidió permiso para decir que no. Sintió que, si hubiera aceptado, nos habría dejado esta carga a nosotros, sus hijos".

Domenico y su familia informaron a la policía y sus extorsionistas fueron capturados y encarcelados. Fue asesinado siete años más tarde. Le dispararon 13 veces. "Sólo después me di cuenta de que su asesinato fue una advertencia. Pero fue una extrema. Mataron a uno para mostrárselo a todos. Se las arreglaron para asustar a otros empresarios. Lo mataron, ¿te das cuenta de eso? No hubo represalias contra sus hijos. Lo mataron. Fue muy duro para nosotros", lamenta Mimma.

Su asesinato fue una advertencia. Pero fue una extrema. Mataron a uno para mostrárselo a todos. Se las arreglaron para asustar a otros empresarios. Lo mataron

"En ese momento apoyé inmediatamente la decisión de mi padre y lo haría de nuevo. Desde entonces, he comprendido aún más el valor de decir: "No pago el 'pizzo', nunca lo pagaré, ni yo, ni tú. Nunca. Y seguramente me gustaría decirle a cualquier empresario, hay que denunciarlos, hay que hacerlo, porque entonces papá estaba solo, por eso pudieron matarlo. Pero si muchos otros hubieran estado con él, si todos hubieran estado unidos, como papá trató de lograr, eso no habría sucedido."

El experto en criminología Paolo Miggiano, que se convirtió en amigo de la familia, contó la historia y el legado de Domenico en el libro "El Otro Casalese", que acaba de ser publicado. "La situación es ciertamente diferente hoy en día", asegura. "Las fuerzas del orden y los tribunales han trabajado con gran compromiso para desmantelar los grupos criminales, especialmente aquí en Campania. Sin embargo, habría sido mejor responder en dos frentes con la fuerza del Estado, la policía y la justicia con ayudas económicas y sociales para el desarrollo de la región. Puede que esté equivocado, pero no he visto que esto ocurra".

La familia de Mimma se enfrenta hoy a otro golpe directamente relacionado con la crisis de la pandemia. Su marido Pietro fue despedido pocos días después de que se levantara el confinamiento. La compañía manufacturera americana "Jabil" ignoró la prohibición de despidos del Gobierno italiano. Despidieron a 190 empleados y luego lo revocaron después de la mediación del Ministerio de Trabajo.

"Actualmente no estoy oficialmente despedido", explica Pietro, "pero al mismo tiempo soy un excedente, lo que significa que debo conseguir un puesto en otra empresa. Las empresas que solicitaron contratar a los 190 trabajadores despedidos de "Jabil" son todas nuevas, no existen todavía. Existe el riesgo de que estas compañías nunca se abran".

Muchos otros comparten las preocupaciones de Pietro. Hay muchas empresas pequeñas en la misma posición que 'Jabil'. 45.000 personas fueron empleadas por pequeñas y medianas empresas que no reabrieron después del cierre. Un ejército de nuevos desempleados, víctimas potenciales de la Camorra... La situación en Campania es alarmante según los sindicatos.

Nicola Ricci, Secretario General del Sindicato CGIL, asegura que "la COVID tuvo efectos devastadores, sólo hay que ver que a principios de año hubo 23 millones de horas de de despido temporal, por lo que ya teníamos un aparato industrial muy pesado, agravado ahora por el hecho de que el 60% de las empresas en esta crisis han perdido en términos de productividad de pedidos y muchas han sido cerradas".

Los expertos temen que el sur de Italia se enfrente a una larga y dolorosa recuperación. A diferencia del Norte, hay mucha más desigualdad social y no se está abordando.

Eso es lo que cree la concejal de la ciudad a cargo de los asuntos de menores Alessandra Clemente. En el lugar donde la conocimos, una asociación sin ánimo de lucro apoya a familias y niños necesitados. "Hoy en día, el lugar en el que estamos no recibe ningún plan de apoyo concreto del Gobierno, si lo hiciera, habría el triple de jóvenes aquí con nosotros hoy. Esto es lo que quiero del Gobierno. Creo que no sólo debemos garantizar la recuperación de la economía y el comercio, sino que debemos garantizar el mantenimiento de las relaciones sociales y los lazos comunitarios, especialmente desde la infancia, que es siempre la que menos voz tiene".

Alessandra tenía más o menos la misma edad de estos niños cuando su madre fue asesinada por una bala perdida disparada por la Camorra. Fue en 1997. Desde entonces, eligió tomar un papel activo en las instituciones locales para liberar su dolor y construir un futuro diferente para su ciudad.

"Esta ciudad tiene que pedirme disculpas porque me ha quitado lo que más quiero yo y mi familia, que es una madre que era muy joven, tenía sólo 39 años. Le quitó toda la vida. Hoy existe el deseo de contribuir precisamente a modificar y hacer más fuertes las realidades sociales económicas y culturales que han determinado esa página de dolor tan fuerte, para modificarlas de manera que no le suceda a otros", dice Clemente.

El crimen organizado responde a las necesidades básicas de la gente cuando el Estado le da la espalda. Los que emprenden una batalla social contra la Camorra están de acuerdo en que la educación y el derecho al trabajo son las armas más poderosas para ofrecer a las generaciones futuras un camino mejor.

Fuentes adicionales • Lucía Riera (versión en español)

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