El resultado de las elecciones regionales en España plantea dilemas a los grandes partidos políticos a nivel nacional. El conservador PP celebra la cuarta mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo en Galicia, pero ha sufrido un serio retroceso en el País Vasco...
El resultado de las elecciones regionales en España plantea dilemas a los grandes partidos políticos a nivel nacional. El conservador Partido Popular (PP), el principal de la oposición, celebra la cuarta mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo en Galicia, pero ha sufrido un serio retroceso en el País Vasco, donde el Partido Nacionalista Vasco (PNV) reforzó su mayoría. El PP, que ha pasado de 9 nueve a 5 diputados en esta autonomía a pesar de concurrir en alianza con Ciudadanos, paga la apuesta personal de su presidente, Pablo Casado, por la línea dura de Carlos Iturgáiz en lugar del más conciliador de Alfonso Alonso. Casado queda debilitado, pues, ante una posible futura pugna por el liderazgo del PP nacional ante Feijóo, que está mucho menos escorado a la derecha.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la formación del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha ganado un escaño en ambas autonomías y sigue siendo el socio preferente del PNV para gobernar en Euskadi, pero el resultado está lejos de satisfacer sus ambiciones.
También inquieta a los socialistas la debacle sufrida por las franquicias regionales de Unidas Podemos, su socio en el Gobierno nacional, que ha desaparecido en Galicia, donde era la segunda fuerza política, y se ha hundido en el País Vasco.
Si algún partido ha perdido estas elecciones, ese ha sido Unidas Podemos, pero a la obligada reflexión de la formación que lidera Pablo Iglesias se suma el quebradero de cabeza socialista sobre por qué socio apostar de cara a un futuro difícil marcado por la crisis económica provocada por la pandemia: ¿nacionalistas, extrema izquierda o el centrismo liberal de Ciudadanos?