Cientos de nicaragüenses se encuentran atrapados en el paso fronterizo de Peñas Blancas, entre Costa Rica y Nicaragua, en condiciones extremas. El Gobierno de Daniel Ortega solo permite el ingreso al país pasando la prueba del virus, pero su acceso es imposible en la frontera.
Hacinados y sin saber a quién recurrir, cientos de nicaragüenses se encuentran varados en el puesto fronterizo de Peñas Blancas, entre Nicaragua y Costa Rica.
Tras perder sus empleos debido a la pandemia, buscan refugio en su propio país, pero el Gobierno de Nicaragua exige la prueba negativa del COVID-19 para permitir el ingreso. Una prueba a la que es imposible acceder en la frontera.
Costa Rica ha impuesto el mismo requisito en su territorio con el fin de disminuir el tráfico hacia la frontera. la medida exentará a los viajeros provenientes de Panamá, que forman parte de un operativo acordado de forma tripartita y que se viene realizando desde hace unas semanas.
"Para evitar las aglomeraciones ante una imposibilidad de ingresar a Nicaragua, solicitamos de forma vehemente a las personas nicaragüenses que vayan a su país, que antes de hacer el viaje, quien deba hacerlo por fuerza mayor, lleve este examen COVID con resultado negativo, evitando así inconvenientes y un riesgo alto de contagio”, declaró la directora de Migración costarricense, Raquel Vargas.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) y la Asociación Nicaragüense pro Derechos Humanos (ANPDH) han denunciado que el Gobierno de Daniel Ortega está violando la Constitución Política y los derechos humanos de los nicaragüenses que buscan retornar.