Mientras, el llamado último dictador de Europa responde a las críticas y niega que su investidura fuera "secreta".
La Unión Europea (UE) se niega a reconocer a Alexandr Lukashenko como presidente de Bielorrusia.
El jefe de la diplomacia europea ha señalado, vía Twitter, que las elecciones presidenciales, del 9 de agosto, "no fueron libres ni justas". Josep Borrell dice que la toma de posesión del 23 de septiembre y el nuevo mandato reclamado por Lukashenko "carecen de legitimidad democrática".
Unas horas antes, el presidente polaco, Andrzej Duda, instaba a todos a "hablar con una sola voz y exigir que se respeten los derechos humanos fundamentales, tanto en Bielorrusia como en otros lugares del mundo".
"La represión de opositores políticos, las detenciones masivas de manifestantes pacíficos o la violencia y la tortura no se pueden tolerar en ningún estado", decía Duda.
Más protestas y más represión en Minsk
Miles de bielorrusos salieron este miércoles a las calles, tras conocer la noticia sobre la toma de posesión de Lukashenko en un acto que sorprendió a gran parte de la población, al no ser retransmitido por televisión.
Minsk ha confirmado que detuvo a más 360 manifestantes, este miércoles, y que utilizó medios especiales para disolver las protestas.
Lukashenko niega que la investidura fuera secreta
El presidente Alexandr Lukashenko niega que su investidura fuera secreta:
"En relación con la investidura de ayer, hubo cierto malestar y críticas porque no informamos a polacos, lituanos, ucranianos, checos y otros de nuestros planes de celebrar el acto. Según las leyes de Bielorrusia, no tenemos que informar a países occidentales ni a nadie. Es un asunto interno de nuestro país. Unas 2.000 personas, incluidos los militares, fueron invitados a la investidura. Y es casi imposible mantenerlo en secreto".