La oposición consigue la liberación del expresidente del país y exige la repetición de los comicios.
Los edificios gubernamentales han sido objetivo de los opositores indignados con el presidente de Kirguistán. Además, han logrado liberar tras una negociación al ex jefe de Estado, condenado a once años de prisión.
Las protestas se han iniciado tras conocerse los primeros resultados de las elecciones parlamentarias del domingo, que atribuyen la mayoría de escaños a dos partidos vinculados con las élites gobernantes, en mitad de acusaciones de compra de votos. Según ese recuento, las principales formaciones de la oposición no habrían logrado apoyos suficientes para obtener representación.
El actual mandatario ha aceptado la posible cancelación de los comicios si la Comisión Electoral Central halla irregularidades y ha pedido a los líderes de los partidos rivales que calmen a la multitud.
Entre las demandas de los detractores de Sooronbay Jeenbekov está la repetición de la votación en menos de un mes. Las protestas han llegado hasta el parlamento o el ayuntamiento de la capital, Bishkek.
La policía ha utilizado cañones de agua, gases lacrimógenos y granadas aturdidoras. Casi seiscientas personas han resultado heridas y los enfrentamientos han causado al menos un muerto, según el ministerio de Sanidad.