Nuevas revelaciones sobre el envenenamiento de Navalni. El Kremlin lo niega todo

Le pisaban los talones desde 2017... Al opositor ruso Alexéi Navalni, la bestia negra del presidente Putin, le vigilaban los servicios de Seguridad de Rusia (el ex-KGB soviético), desde el año 2017, según asegura el portal de investigación Bellingcat, cuyas pesquisas designan un engranaje estatal que ejecuta a disidentes políticos. Según ese medio de investigación, tres agentes del ex-KGB, especializados en sustancias químicas, viajaron a la ciudad siberiana de Tomsk, la víspera del envenenamiento con novichok de Navalni. E incluso intentaron acabar con él estando en coma en el hospital.
"Sandeces, pura ficción que uno lee el fin de semana en el baño", así ha desdeñado el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, las informaciones publicadas por medios como el británico The Sunday Times, Der Spiegel en Alemania, El País en España y la CNN en EE. UU..
Navalni se debatió entre la vida y la muerte durante más de un mes en el hospital Charité de Berlín. Su caso desató una tormenta diplomática contra Moscú. Y aunque el Kremlin rechaza las acusaciones, la UE impuso sanciones al círculo cercano a Vladímir Putin tras el envenenamiento.
Expertos alemanes encontraron el agente nervioso novichok en una botella de agua en la habitación del hotel donde se alojó Navalni. El Kremlin desestimó este informe diciendo que la cadena de custodia de dicha botella se rompió sin que se pudiera puede rastrear su origen.