Elizaveta Mijailova reclama una casa digna en Moscú, de donde tuvo que huir de niña después de que su padre fuera enviado a un gulag. Esta semana la Duma estudia una ley por la que podría conseguirlo.
PUBLICIDADElizaveta Mijailova vive en condiciones muy precarias junto a sus dos hijas en Zolotkovsky Razezd, un pequeño pueblo de 500 habitantes.
Bajo la represión de Stalin, su padre fue acusado de contrarrevolucionario y enviado a un gulag en Siberia. Ella lleva treinta años esperando justicia.
Treinta años esperando justicia
En 1991, tras la desaparición de la URSS, Rusia aprobó una ley por la que los llamados niños de los gulags tenían derecho a regresar a la localidad en la que residían sus progenitores antes de ser expulsados. En su caso, a Moscú, a 300 kilómetros de allí. Pero la ley de la compensación nunca se cumplió.
"Mis padres lo querían y de alguna manera debo conseguirlo", cuenta Elizaveta. "Prometí que haría todo lo que pudiera. Mis padres querían que volviéramos con mi hermana. Por eso lucho todavía".
En busca de una nueva ley
Hace unos años Elizaveta acudió con todos los papeles al despacho del abogado Grigori Vaipan, especialista en Derechos Humanos, que decidió trabajar en su caso y en el de otras dos hijas de supervivientes de gulags.
"Gracias al caso de los hijos del gulag hemos conseguido atraer la atención hacia esta gente y mostrar que existen. Están luchando por volver a casa. Tienen el derecho de volver. La ley debe funcionar".
Vaipan logró que el Tribunal Constitucional exigiera una solución. Pero una nueva ley obliga a los afectados a apuntarse en una larga lista para solicitar una vivienda social. Y podrían pasar otros treinta años antes de recibirla.
Espera que la segunda lectura de la semana próxima en la Duma introduzca los cambios necesarios para que la ayuda llegue a tiempo.