Doloroso regreso a Honduras de los migrantes de la caravana. En autobuses, vehículos o a pie vuelven abatidos a su país tras chocar con un muro infranqueable de seguridad en Guatemala. Solo unos pocos han llegado a la frontera con México y buscan balsas para cruzar el río Suchiate
Totalmente abatidos y agotados, los hondureños de la primera gran caravana migrante del año, regresan a su país. Guatemala se ha convertido para los 9000 integrantes del grupo en un muro prácticamente infranqueable en su camino hacia Estados Unidos.
El lunes, una última y dura intervención de policías y militares guatemaltecos acabó de disolver la caravana, que permanecía estancada en una carretera. Ahora, unos vuelven en transportes organizados, otros por su propio pie. Pero volver ¿para qué? La mayoría dice que en Honduras no les queda nada y que lo volverán a intentar.
"(Quiero) cruzar para allá otra vez -dice entre lágrimas una mujer-. Necesitamos que nos ayuden, que nos apoyen, porque no nos queremos regresar. Si vamos allá (a Honduras), vamos a nada".
"Nosotros no tenemos nada. Perdimos todo, no tenemos casa, nada", afirma un joven.
Su viaje ha sido un acto desesperado, huyendo de uno de los países más violentos del planeta y en el casi la mitad de la población vive bajo el umbral de la pobreza. El embate destructor de los huracanes Iota y Eta el año pasado fue la gota que colmó el vaso.
Llegan a la frontera de México con cuentagotas
Pero no todos los migrantes de la caravana han regresado. Pequeños grupos de hondureños han conseguido burlar la seguridad y están llegando en la frontera con México. Ahora buscan balsas con las que cruzar el río Suchiate.
Sin embargo, en ambas orillas, en especial la mexicana, el despliegue de fuerzas es enorme. Cientos de miembros de la Guardia Nacional, el Ejército y la Secretaría de Marina Armada esperan a pie firme para dar la vuelta a cualquier migrante hondureño que intente entrar en el país.