El nuevo ministro colombiano de Defensa promete más seguridad en un país cada vez más violento

El ministro de Defensa colombiano, Diego Molano, se traslada en un vehículo militar junto al presidente, Iván Duque, durante la ceremonia de su nombramiento.
El ministro de Defensa colombiano, Diego Molano, se traslada en un vehículo militar junto al presidente, Iván Duque, durante la ceremonia de su nombramiento. Derechos de autor APTV
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Por Isidro Murga con AFP
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"Trabajar sin descanso para que todos los colombianos se sientan seguros". Es la promesa que ha hecho al asumir el cargo el flamante ministro de Defensa, Diego Molano. Exsecretario del Gabinete presidencial, Molano es un hombre de confianza del presidente Iván Duque...

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"Trabajar sin descanso para que todos los colombianos se sientan seguros". Es la promesa que ha hecho al asumir el cargo el flamante ministro de Defensa, Diego Molano. Exsecretario del Gabinete presidencial, Molano es un hombre de confianza del presidente Iván Duque y sustituye al veterano Carlos Holmes Trujillo, que falleció recientemente víctima de la COVID-19.

Diego Molano es el tercer ministro al frente de Defensa en los últimos tres años. Esta cartera es clave en un país azotado por la violencia, el narcotráfico, las acciones de grupos armados y los asesinatos de líderes sociales y exguerrilleros de las FARC que se acogieron al proceso de paz.

Las bandas criminales imponen su ley en distintas zonas del país. Y esto no solo ocurre en áreas selváticas o montañosas. En Buenaventura, una ciudad de unos 300.000 habitantes con abundante población negra que alberga el mayor puerto de Colombia en el Pacífico, cientos de vecinos se han echado a las calles para exigir seguridad y que se atiendan sus necesidades básicas. En los 29 primeros días del año se han registrado 22 homicidios, el triple que el año pasado. Y hay 13 desaparecidos. Muchos bonaverenses viven acongojados:

"Fue muy duro, muy duro", explicaba un vecino tras un altercado armado entre bandas rivales. "Porque estábamos 11 personas en la casa y estábamos todos tirados en el suelo, sin saber si podríamos salvar la vida. Y al fin Dios nos ayudó y pudimos salvar la vida y estamos paraditos pero muy estresados, muy asustados", explicaba Omar Micolta, vecino de la ciudad.

"En realidad, yo nunca había vivido una tragedia de tropeles (peleas) así. Mucho tropel, mucho tropel, mucha bala. Eso era por todos lados usted oía tiros por todos lados", resumía a su vez Juan Valenzuela, también residente en la ciudad.

El día a día de Buenaventura está marcado por el tráfico de drogas, los secuestros y la extorsión. La violencia no es un fenómeno nuevo en el puerto, pero una sangrienta disputa entre grupos de delincuentes está desangrando la localidad.

"La edad de los muertos está entre los 17 y 30 años. Son puros jóvenes los que están muriendo, que se están matando entre ellos por una confrontación absurda, una confrontación para controlar el territorio", afirma Edwin Patiño, personero municipal.

Paradójicamente, los acuerdos de paz que pusieron fin a medio siglo de guerra entre las FARC y el Estado colombiano dispararon la violencia en muchos sectores que la guerrilla abandonó y que el Estado no supo o no pudo ocupar. A pesar de que este puerto mueve el 60% de las mercancías del país, la pobreza afecta al 41% de su población, abonando el terreno, según diversas ONG, para que se implanten las bandas criminales.

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