En el Día Internacional de la lucha contra el uso de niños como soldados, conocemos la historia de Pablo, que consiguió salir adelante tras luchar en las milicias en la República Democrática del Congo.
Siria, Yemen, Somalia, Nigeria
En la última década la guerra ha asolado diferentes partes del planeta.
Y aunque cada una responde a intereses y objetivos diferentes, todas tienen algo en común. La implicación de niños.
"Amenazaron a mis padres y me llevaron al bosque"
"Era joven. Un día cuando volvía del campo con mamá y papá fuimos capturados en una emboscada por un grupo armado llamado Mai Mai. Amenazaron a mis padres, los golpearon. Me alejaron de ellos y me llevaron al bosque".
Pablo pasó dos años en manos de las milicias de la República Democrática del Congo, que a menudo, durante los enfrentamientos, utilizan a los niños como escudos humanos.
"Los momentos más duros eran los combates, cuando teníamos que luchar. Pero también era muy duro encontrar algo de comer o un lugar donde dormir. Y era un veradero problema la atención médica. No había. Si enfermabas no podías ir a un hospital. Tenías que encontrar cosas en el bosque para curarte".
Se calcula que en todo el mundo uno de cada seis críos se ve afectado por un conflicto armado. Y cada vez es más alto el número de los que se ven forzados a entrar en guerra.
La pobreza extrema lleva a entregar a los hijos
"Ha habido un 75% de aumento de niños soldado en los últimos diez años", comenta Camille Romain des Boscs, directora ejecutiva de la ONG Vision du Monde. "La pobreza extrema es una de las principales explicaciones para el reclutamiento de niños porque los grupos armados les prometen a ellos y a sus familias que se les dará comida y educación. Es esa promesa la que puede hacer que las familias entreguen a sus hijos a esos grupos".
La semana pasada, un antiguo comandante del LRA ugandés, el ejército de resistencia del Señor, fue declarado culpable de crímenes de guerra.
La Corte Penal Internacional rechazó los argumentos de la defensa de que Dominic Ongwen, reclutado cuando era un niño de nueve años, en realidad era también una víctima.
De víctima a agresor
"Esto ilustra todo el daño que se ha hecho a esos niños", explica Camille Romain des Boscs." Muestra cómo se destruye la infancia y cómo el niño pasa de ser una víctima a ser un agresor. Subraya la necesidad de acabar con la existencia de niños soldado".
Afortunadamente, Pablo ha podido tener una segunda oportunidad. Durante su rehabilitación ha aprendido carpintería y se le abre un nuevo horizonte en la vida.
Pero el número de enfrentamientos armados no deja de crecer. Cientos de miles de niños seguirán atrapados en un infernal círculo de violencia sin salida.